La rutina puede ser un
refugio para algunos; un lugar en el que esperar la muerte lentamente, para
otros. Lo que está claro es que a veces esta se rompe de forma inesperada, tal
vez para traernos algo mejor. Un viaje, por ejemplo. Uno que nos haga conocer a
los demás y a nosotros mismos, como vemos en libros como Un puente a Peulla, la novela de Eloy Gayán de la que hablaremos a
continuación.
El
narrador y protagonista de esta singular historia de amor es un arquitecto que
vive una vida rutinaria y aburrida en España por propia voluntad. Un buen día,
recibe un mensaje de Beltrán, un chileno con el que compartió unas obras en
Buenos Aires. El antiguo compañero le pide a nuestro hombre que acuda en su
ayuda. Es preciso construir un puente sobre un lago chileno. Hasta allí nos
desplazaremos con nuestro narrador para descubrir que se trata de un puente más
metafórico que físico, una estructura que acerque a Beltrán a su amada Aylin.
Pero, ¿por qué no es el propio Beltrán capaz de construirlo? ¿Qué impide que
los amantes se encuentren? ¿Será posible que estos sean finalmente felices para
siempre?
Existe
en Chile un precioso lago llamado Todos los Santos que separada dos
localidades: Petrohué y Peulla. En Petrohué nos encontramos con Beltrán, un
hombre triste por la extraña desaparición de su amada, Aylin. A Peulla tendrá
que ir nuestro protagonista y narrador (de nombre desconocido) en busca de
Aylin. Allí descubrirá que la chica no se haya fugada, sino cautiva por su
padre, el malvado Pedro Barrientos.
Nuestro
hombre ha de servir de puente entre los amantes, convirtiéndose en más de una
ocasión en el tercero en discordia en esta apasionante historia de amores
desencontrados. También ha de conseguir que Pedro Barrientos, un hombre en
esencia malvado marcado por su pasado dé su brazo a torcer para que los amantes
puedan ser felices.
La
novela nos hace viajar a una zona idílica de Chile, muy propicia, desde luego,
para las historias amorosas. El magnífico paisaje será el escenario perfecto
para esta relación a tres de futuro incierto.
Aquí
no solo nos encontraremos con una exuberante vegetación que crece de forma
descontrolada, sino también con una serpenteante y poética prosa que juega con
los amantes.
La
historia nos hará conocer no solo a Beltrán, Aylin y nuestro narrador, sino
también al torturado pueblo mapuche y a la misteriosa figura de Crisóstomo
Saravia, un jesuita de vida apasionante que también, en cierta medida, marca el
presente de Pedro Barrientos.
Un puente a Peulla,
en definitiva, es una evocadora novela de amores, desamores, pueblos torturados
y personas que han de salir de su rutina para ayudar a los demás. Una novela
sin duda original y diferente a otras que pueden tratar temas similares que te
está esperando para descubrirte su mundo. Y tú, ¿a qué estás esperando para
viajar a Peulla?
Cristina Monteoliva