Hay nombres que no nos
dicen nada en particular. Otros, sin embargo, dotan al que lo porta de todo un
mundo de significados. Nombres como Siempre
sentado en mal sitio. ¿Qué es lo que significa en realidad? Lo descubriréis
si os decidís por el libro del mismo nombre de la escritora Teresa Benéitez y
el ilustrador Enrique Heras. ¿Que queréis que os avance algo? Entonces tendréis
que seguir leyendo esta reseña.
Siempre
sentado en mal sitio es un niño comanche lleno de heridas y cicatrices que no
entiende por qué le han llamado así. Siempre metido en líos, tras uno de ellos
por fin descubre el porqué de su nombre y decide cambiar su forma de actuar en
la vida.
La
historia de la humanidad está llena de personajes secundarios o incluso
figurantes de los que apenas sabemos nada pero que, por su atractivo, no nos
cuesta imaginarles toda una vida. Algo así debió de pensar Teresa Benéitez, la
autora de este cuento infantil, cuando eligió a su personaje principal: un
hombre que de adulto siempre se estaba metiendo en líos y fue encarcelado en
1875. Aunque algo se sabe de su vida como adulto, nada ha trascendido de su
infancia, la cual podemos imaginar inocente y feliz, como la de cualquier niño.
Una como la que nos muestra este cuento infantil.
Siempre sentado en mal sitio,
este cuento ilustrado genialmente por Enrique Heras nos viene a enseñar tres
cosas: la primera, que a veces las cosas tienen su porqué;la segunda, que vamos
por la vida con el piloto automático encendido, sin darnos prácticamente cuenta
de lo que hacemos, lo que puede tener graves consecuencias; y la tercera, que
nunca es tarde para cambiar un mal hábito.
Siempre sentado en mal sitio,
en definitiva, es un breve cuento infantil cargado de significado que no solo
entretendrá a los más pequeños, sino que también, gracias a la ayuda de los
adultos, les permitirá reflexionar sobre quiénes somos cada uno de nosotros y
por qué hacemos lo que hacemos. ¡Un cuento ideal para dejar de ser tan
despistados!
Cristina Monteoliva