Las beguinas eran un
grupo de mujeres sin orden clerical que se dedicaban a la vida contemplativa y
al cuidado de desamparados y enfermos. Si bien hace tiempo que dejaron de
existir en el mundo real, todavía pueden dar mucho juego en el de la ficción,
como descubriremos en obras como Eterno
amor, el cuento largo de Pilar Adón que podemos encontrar en su versión
ilustrada por Kike de la Rubia gracias a la Editorial Páginas de Espuma. Si
quieres saber por qué deberías decidirte por él, te daré mis razones en este artículo.
En
una montaña de difícil acceso se sitúa la residencia de unas beguinas que
consagran su vida al cuidado de unos chicos con problemas. A pesar del
aislamiento, en este lugar donde nadie utiliza su verdadero nombre y se siguen
las reglas de manera estricta, todo parece funcionar a la perfección. Hasta el
día en el que la directora anuncia la llegada de un begardo, un preceptor que
amenaza con acabar con el equilibrio establecido.
A
diferencia de las demás, la narradora de esta historia no se dedica a rezar cuando
no cuida del chico que se le asignado, sino que ha sido contratada expresamente
para llevar esta tarea. Se trata, pues, de una trabajadora del centro, pero
también de una observadora externa del mismo que nos narra no solo cómo es su
relación con el adolescente que ha de tratar, sino también la vida en este
lugar apartado y misterioso.
La
amenaza llega encarnada en un hombre: un begardo que desde el primer momento se
muestra hostil.
Por
otro lado, tenemos la figura del chico que cuida nuestra narradora: un joven
enigmático y atractivo al que nuestra mujer llegará a adorar.
Pilar
Adón es conocida por la fascinación que producen sus historias. Esta, desde
luego, no podía ser menos, gracias no solo a su absorbente trama, sino también
a una ambientación que viene reforzada por las magníficas ilustraciones de Kike
de la Rubia. Ilustraciones, todas ellas, en las que predomina el color verde oscuro
y la necesidad de hacernos partícipes de la historia, de meternos en ella no
solo con las palabras, sino también con la imagen.
Eterno amor,
en definitiva, es un maravilloso cuento extenso que nos habla del mundo de las
beguinas, del cuidado de los más necesitados y de lo frágiles que son algunos
equilibrios. Se trata esta de una narración hipnótica, intrigante, genialmente
construida, que mantiene al lector pegado a las páginas hasta el final. Y tú,
¿a qué esperas para descubrir los secretos de este lugar tan peculiar?
Cristina Monteoliva