Integrarse, formar
parte del gran grupo, ser uno más en una sociedad uniforme. Puede parecer
fácil. Nada más lejos de la realidad: a algunos la sociedad no los quiere, les
pone etiquetas, les hace sentir diferentes e inútiles. Luchar contra todo eso
es complicado, más aún cuando eres una adolescente que ha perdido tanto. ¿La
solución es quemarlo todo para empezar de nuevo? La respuesta a esta pregunta
la encontrarás en Cómo provocar un
incendio y por qué, la luminosa novela de Jesse Ball de la que hablaremos
en este artículo.
Lucía
Staton tiene dieciséis años, el zippo que perteneció a su padre muerto, a su
madre internada para siempre en un psiquiátrico y a una tía que la acoge en el
garaje donde ambas han de malvivir. Tras herir con un lápiz a un compañero que
la molestó, Lucía ha de cambiarse de colegio. Allí encontrará a un profesor que
cree que su inteligencia es superior a la de los otros alumnos y a los integrantes
de la Sociedad del Fuego, unos chicos que quieren llevar sus instintos
pirómanos a otro nivel. La de Lucía no es una de esas historias de final feliz,
como ella sabe desde el principio. La cuestión es: ¿qué decidirá hacer nuestra
chica cuando, tras la repentina muerta de su tía, todo se complique?
Este
libro es el diario para lectores ficticios escrito por Lucía Staton, una chica
cuya madre, gravemente enferma, está internada en un psiquiátrico, su padre
murió y, por tanto, ha de vivir con su único familiar responsable, su tía Lucy,
en el garaje que un tipo antipático le dejara a la segunda. Lucy, una mujer que
enviudó casi cuando era una adolescente, se esfuerza por criar a Lucía con unos
recursos muy limitados. Lucía es consciente de ello y no le pide más de lo que
le puede dar. Sin embargo, Lucy acaba muriendo, lo que le complica la vida a
Lucía.
Lucía
ha de cambiar de colegio, al ser considerada conflictiva. La sociedad no ve más
allá, no se da cuenta del potencial que esta chica inadaptada esconde tras su
aparente dureza.
¿Quién
es de verdad Lucía Staton?, os preguntaréis, llegados a este punto de este
artículo. Pues, ni más ni menos, que una chica de dieciséis años que se aferra
al zippo de su padre muerto como si fuera lo más valioso del mundo y a la que
le gusta escribir diarios para lectores ficticios (aunque al final no lo seamos
tanto), escribir descripciones y escuchar la música de Erik Satie. Lucía es muy
inteligente, pero también alguien que no está del todo integrada en la sociedad,
en parte porque los demás no la dejan; en parte porque ella no quiere. Es
también alguien que es probable que acabe buscando un grupo alternativo, como
el que forman Stephan, Jan y Lana. Los incendios son algo que, sin duda, atraen
a nuestra chica. ¿Acabará finalmente provocando uno? ¿Y por qué?
La
historia puede que no os parezca en exceso original, teniendo en cuenta lo que
os he contado de ella. Sin embargo, creo que la forma en la que se nos
presenta, en forma de diario escrito en diferentes estilos en función del
momento, la fuerte personalidad de su protagonista, que no se rinde en ningún
momento, y el explosivo final, os atraerán como un mosquito a una de esas
lámparas que se colocan en las terrazas en verano. Así que, cuidado, amigos,
¡no vayáis a quemaros con el fuego de Lucía! ¿A qué esperáis para conocerla y
ver cómo ilumina esta chica vuestras vidas?
Cristina Monteoliva