Título: La lluvia
de Camille
Autora: Esther
Bengoechea
Publica: Ápeiron
Ediciones
Páginas: 136
Precio: 14 € / 5 € (eBook)
Las mujeres escritoras,
pintoras, fotógrafas, escultoras, etc, del pasado, ¿por qué han permanecido
durante tanto tiempo en el olvido? El proceso de silenciar sus vidas y obras,
¿fue algo que ocurrió antes o después de sus muertes? ¿No será que la mayoría
de ellas ni siquiera tuvieron la oportunidad de defender en vida su obra de la
forma que merecían?, me pregunto tras la lectura de La lluvia de Camille, la novela de Esther Bengoechea ganadora del Premio Rrose Sélavy de Novela histórica 2019,
Ápeiron Ediciones, y precisamente el libro del que hablaremos a continuación.
Tras
la muerte del primer hijo varón, Louis Prosper y Louise Athénaïse volvieron a
intentar ser padres. El nacimiento de Camille, sin embargo, no llenaría por
igual a ambos progenitores. Así, mientras que su padre decidió amarla
incondicionalmente, su madre, que esperaba a un varón que sustituyera al
primero, se tomó el alumbramiento de su hija como una extraña traición. Este,
el de su nacimiento y la decisión de su madre de aborrecerla de por vida, sería
el primer hecho desafortunado en la vida de Camille. No sería el único, pues
tras una infancia marginada por su madre y su hermana, aunque querida por su
padre y su hermano, viajaría a París para formarse como escultora. Allí
conocería a August Rodin, su maestro, su inspiración y su amante: el hombre al
que estaría sentimentalmente unida durante una vida de adulta llena de
inseguridades, tristezas e inestabilidad mental, y la misma que la llevaría a
estar ingresada durante gran parte de su existencia en un psiquiátrico.
Esta
es la historia de Camille Claudel, una mujer con un gran talento escultórico
que, sin embargo, no pudo alcanzar el éxito merecido en vida.
Camille
nacería en el seno de una familia acomodada, pero no recibiría el amor
necesario por parte de todos los integrantes de la misma. El amor de su padre,
su hermano y por el barro con el que modelaba le fue entonces suficiente. Más
tarde, viajaría a París, donde conocería a August Rodin, el amor de su vida.
Rodin, mucho mayor que ella, vivía con otra mujer con la que tenía un hijo y
con la que acabaría casándose, a pesar de haberle prometido lo mismo a Camille.
Sin embargo, lo que más marcó a la escultora fue el aborto del que iba a ser su
primer hijo. La pena la perseguiría toda su vida, hasta el punto de llevarla
hasta un psiquiátrico del que sus familiares se negarían a sacarla hasta el día
de su muerte.
La
vida de Camille Claudel es, a grandes rasgos, lo que acabo de contar. Hay mucho
más en su azarosa biografía: momentos de tristeza, de alegría, de melancolía,
de rabia… Todos ellos ha sabido captarlos a la perfección Esther Bengoechea en
esta obra, de manera que resulta fácil para los lectores no solo adentrarnos en
los hechos fundamentales que marcaron su vida, sino también empatizar con
aquella mujer fuerte y a la vez frágil que fue capaz de hacer grandes obras,
pero que ni la sociedad ni su familia apoyaron lo suficiente como para hacerla
brillar como se merecía en su época.
La lluvia de Camille
más que una novela histórica es una biografía novelada en la que su autora se
ha tomado las licencias literarias justas y necesarias para narrar la vida de
la gran escultora, de ahí que esta sea una novela corta en la que solo se
hablen de los episodios más importantes de la existencia de Camille, sus
relaciones más importantes y aquello que la llevó a estar encerrada durante
gran parte de su vida en un psiquiátrico.
Dicho todo esto, el nombre de August Rodin seguro que le
suena a casi todo el mundo. Pero, ¿y el de Camille Claudel, la mejor de sus
discípulas? Tras ver su obra y conocer algo de su técnica, estoy segura de que
muchos coincidirán conmigo en que era tan buena como el maestro, incluso que le
llegó a superar en algunos momentos. Sin embargo, de Camille apenas hemos
tenido noticias en muchos años, estamos apenas sabiendo de ella. De ahí que
esta novela, tan rigurosa en la biografía de la escultura, sea del todo
necesaria no solo precisamente para conocerla, sino también para darle, por
fin, el lugar que se merece en la Historia del Arte. Y tú, ¿a qué esperas para
leer La lluvia de Camille?
Cristina Monteoliva
© Cristina
Monteoliva.