Título: La
prisionera del mar
Autora: Elisa
Sebbel
Traducción: Marta
Bertran Alcázar y Rosa Bertran Alcázar
Publica: Roca
Editorial
Páginas: 283
Precio: 18,90 € / 8,99 (ePub)
Si bien los libros de
texto ponen de relieve los datos más trascendentales de la historia, quedan
muchos otros pasajes interesantes que poca gente llegará a conocer a no ser que
recurra a ensayos que ahonden en los detalles de una época o recurra al estudio
del Grado de Historia en la Universidad. Otra manera de conocer esos pasajes interesantes de los que
normalmente no se habla sería la lectura de novelas históricas. Novelas como La prisionera del mar, de Elisa Sebbel,
una obra que nos habla de las guerras napoleónicas desde una perspectiva diferente
y que comentaremos aquí a continuación.
Poco
después de casarse, Armand ha de partir hacia España para combatir con las
tropas de Napoleón. Incapaz de quedarse a esperarle en casa, Héloïse, su
jovencísima esposa, marcha tras él convirtiéndose, al poco tiempo, en cantinera
del ejército francés. Una vez perdida la batalla de Bailén, a los franceses se
les promete llevarles de vuelta a casa por mar. Sin embargo, una vez llegan los
barcos a la isla de Cabrera, se les dejará allí como prisioneros. Héloïse
deberá comenzar esta aventura sola pues Armand ha fallecido. ¿Cómo se las
apañarán los cinco mil soldados y veintiuna mujeres en tan inhóspito paraje?
¿Llegarán a sobrevivir siquiera un mes? ¿Y a escapar de su prisión en medio del
mar?
Héloïse,
la narradora y protagonista de esta dramática novela histórica que nos
transporta a un episodio poco conocido de las guerras napoleónicas, es una
joven inocente que, con tal de no separarse de su marido, se convierte en parte
activa del ejército consiguiendo una licencia para trabajar como cantinera. Una
vez fallecido su esposo y encontrándose ella en un lugar tan inhóspito como la
isla de Cabrera, tendrá que buscar la manera de sobrevivir. Esto, a pesar de
todo, le resultará relativamente sencillo si comparamos su situación con el de
las otras mujeres de la isla, ya que pronto se fijará en ella Henri, uno de los
cirujanos. Sin embargo, y aunque Henri es un buen hombre, Héloïse se enamorará
de otro soldado de nombre Louise. Como suele ocurrir, el desenlace de este
tormentoso triángulo amoroso llegará al final de la historia.
Tras
las Capitulaciones de Andújar (22 de julio de 1808) se decidió que los
prisioneros franceses (los soldados derrotados en la Batalla de Bailén) fueran
devueltos a Francia en barcos ingleses desde Cádiz, pero el gobernador militar
de Cádiz decidiría enviarlos como prisioneros a Cabrera, una pequeña isla
cercana a Mallorca que solo contaba con un castillo y poco que comer. Los
soldados y las mujeres que les acompañaron, como vemos en la novela, además de
buscar la manera de construir sus precarias casas, tendrían que enfrentarse al
castigo de las inclemencias del tiempo y las epidemias, a las largas esperas de
los barcos con provisiones y a la incertidumbre.
Si
bien muchos de vosotros al leer este libro centraréis vuestra atención en la
azarosa historia de desgracias y amores de la joven Héloïse, para mí lo más
interesantes de esta novela es que nos da a conocer el destino de aquellos
desgraciados soldados y mujeres que perdieron la Batalla de Bailén. Soldados y
mujeres que acabaron en medio del mar, a merced de los elementos y de unos
carceleros que no siempre traían alimentos suficientes. Las mujeres, como suele
pasar a lo largo de la historia de la humanidad (también hoy en día, en
numerosos lugares del mundo) se llevarían la peor parte, de ahí que no sea de
extrañar que nuestra protagonista, con tal de no acabar como sus amigas, acepte
estar con un hombre que al que no ama pero que la protege.
La prisionera del mar,
en definitiva, es una apasionante novela sobre una joven que ha de sobrevivir
en una isla inhóspita rodeada de hombres; pero, sobre todo, es una obra muy
bien documentada que nos da a conocer un episodio de la historia de España y
Francia, tan poco conocido como interesante. Y tú, ¿viajarás a Cabrera para
conocer a los cautivos del mar?
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.