Queridos amigos de La Orilla de las
Letras,
El mes de abril sigue
su curso y, aunque siempre hay que vivir el momento, pues solo tenemos una
vida, todos deseamos que por una vez el tiempo pase rápido para vernos pronto
en las calles y fuera de peligro.
Hagamos
el confinamiento más llevadero con buenas lecturas y lo que nos pueden aportar
sus autores. O autoras, como María
Dolores García Pastor.
Esta no es la primera vez que la entrevistamos, pero
por si os perdisteis la anterior, volvemos a comentaros que María Dolores
García Pastor es licenciada en Ciencias de la Información por
la UAB. En el mundo literario, ha colaborado recomendando libros en diferentes
medios (Onda Cero, La tormenta en un vaso, La Biblioteca Imaginaria…) y
ha publicado los libros El susurro de los árboles (Fundación
Drac, 2008), El Café de la Luna (Alrevés, 2012) y El
domador de lagartijas (Palabras de Agua, 2018). Además, ha participado
en libros colectivos como Relatos de Mujeres Viajeras (Casiopea
Ediciones, 2011), Sonrisa de Gato (Jirones de Azul,
2009), Scream Cielo Abierto, alto al trabajo infantil (SM,
2009), Sorbo de letras (Gobierno de La Rioja, 2010) y Más
cuentos para sonreír (Hipálage, 2009). También sus relatos han
aparecido en revistas como Parteaguas (México), Contemporary
Literary Orizont (Rumanía) y BCN-Week (España). En el
terreno de los concursos, resultó ganadora de los Premios YoEscribo.com
de Novela en su edición 2008, del Concurs de Relats Breus de Dones
“Paraules d’Adriana” en sus ediciones 2014 y 2016, del Certamen de
Escritura Scream “Cielo Abierto” en sus ediciones 2008 y 2009 y del Concurso
Literario La Rosa de Barcelona en el año 2006, además de ser finalista o
mención especial en numerosos certámenes.
Y
dicho esto, aquí os dejo por fin con las palabras de María Dolores:
¿Qué
lectura nos recomendarías para estos días?
Cualquier cosa que nos
apetezca, cualquier cosa que nos ayude a evadirnos y a salir por un rato,
aunque sea con la imaginación, de esta situación extraña. Si hablamos de libros
concretos: El viejo que leía novelas de
amor de Luis Sepúlveda es siempre un acierto, y estos días también un
pequeño homenaje a su autor recientemente fallecido; Momo de Michael Ende; La
ladrona de libros de Markus Zusak; La
insoportable levedad del ser de Kundera; Bichos y demás parientes de Gerald
Durrell; La Biblia de neón de
John Kennedy Toole; cualquiera de la saga de Harry Potter... Pero párame que la
lista podría ser interminable.
¿Y qué
libro no recomendarías leer ahora (o puede que nunca)?
Para poder apreciar los
buenos libros también hay que leer libros malos y para emitir un juicio hay que
haber leído el libro. En todo caso, si no nos gusta siempre podemos cerrarlo y
coger otro. También hay libros que en determinado momento no hay manera y luego
los retomas y te gustan un montón. En cualquier caso, no suelo recordar los que
no recomendaría. Todo este rollo para decir que ahora mismo no se me ocurre
ninguno que no recomendaría. Mejor en positivo siempre.
¿Ha
cambiado tu rutina de trabajo como escritora el confinamiento?
He intentado mantenerla
dentro de lo posible porque la rutina me ayuda a mantener la cabeza en su
sitio, me da seguridad; soy persona de rutinas porque este oficio, de alguna
manera, lo exige. Eso sí, he tenido que aprender a gestionar la inusual
actividad que hay en la casa. Yo soy como los gatos: ando un poco inquieta
porque me ha invadido el espacio, pero lo llevo bien. Como escritora paso
bastante tiempo de mi vida “confinada” así que, hasta cierto punto, para mí es
algo más o menos normal.
©
María Dolores García Pastor.
Tu
última novela publicada, El domador de
lagartijas (obra de la que hablamos anteriormente en La Orilla de las
Letras), se ha convertido en una obra bastante popular que no solo se ha
reeditado, sino que te ha llevado a ferias del libro, a dar charlas en clubs de
lecturas, etc. ¿Cómo has llevado esta buena acogida? Es decir: ¿te ha
sorprendido o lo esperabas desde el principio?
A veces pienso que El domador de lagartijas es lo mejor que
he escrito hasta la fecha; pero una no puede ser objetiva consigo misma ni
esperar que los demás piensen como ella. Es un proyecto muy personal basado
en recuerdos familiares y le tengo un
cariño especial así que, supongo que es normal que piense que me quedó bastante
bonito. Pero, sinceramente, también soy un poco insegura y tenía mis dudas y,
por supuesto, nunca imaginé que gustaría tantísimo y que llegaría a la cuarta
edición. Me ha dado enormes alegrías y muchos lectores maravillosos. Tras El Café de la Luna, y la mala
experiencia editorial, pasé seis años sin publicar y sin ganas de intentarlo.
Después de leer El domador de lagartijas,
los lectores quieren leer más libros míos. No solo los he recuperado, sino que
he ganado muchos nuevos que redescubren mis otros libros. La verdad es que es
una maravilla.
Tu
nueva novela, que se publicará en breve, lleva escrita desde 2014. ¿Por qué ha
tardado tanto en viajar a imprenta?
Básicamente por lo que te
comentaba. La mala experiencia editorial de El
Café de la Luna me dejó muy tocada anímicamente. Seguí escribiendo, porque
no sé dejar de hacerlo, pero estaba muy desilusionada con el mundo editorial.
De tal manera que los proyectos acabados se quedaban en el ordenador, como
mucho se los daba a leer a mi pareja. Los editores de Palabras de Agua, mi
actual editorial, me dieron mucha confianza y me trataron genial, algo a lo que
no estaba acostumbrada. Recuerdo una conversación en la que, textualmente, me
preguntaban cómo era posible que, “escribiendo como escribo”, no hubiera
publicado nada nuevo desde 2012. Que me valoraran me dio ánimos, me hizo creer
de nuevo en mí y entonces pensé que, tal vez, les gustara esa otra novela que
seguía en una carpeta del ordenador.
Ahora,
a causa de la pandemia que estamos viviendo, la novela se ha quedado a las
puertas de la imprenta, debería estar ya en las librerías, pero el mundo se ha
parado, así que se hará esperar como todo en estos momentos.
Puesto
que la obra aún no ha salido a la venta y queremos mantener altas las
expectativas de los futuros lectores, no diremos su título, pero, ¿podemos
decir que gira alrededor del mundo egipcio, uno de los temas que sabemos que
más te apasionan?
Sí, la Egiptología es uno de
mis temas preferidos, desde que era pequeña. Con nueve o diez años ya me
compraba libros sobre el tema. El Antiguo Egipto me empezó a fascinar de la
mano de las grandes producciones de los años dorados de Hollywood. Y, poco a
poco, fui profundizando y descubriendo una cultura fascinante, tanto que he
hecho varios cursos universitarios sobre la materia. Siempre había querido
escribir algo sobre el tema y, al acabar uno de esos cursos, pensé que había
llegado el momento.
©
María Dolores García Pastor.
¿Hay
algo más que puedas contarnos sobre esta obra?
Es una novela que viaja al
pasado pero también se desarrolla en el presente. Las protagonistas son una
arqueóloga y una misteriosa caja y su contenido. La parte que llevará al lector
al pasado transcurre en el Egipto de los grandes descubrimientos arqueológicos,
también el de los saqueos y los expolios. Es una novela de misterios y
crímenes, me lo pasé genial escribiéndola.
¿Crees
que esta nueva novela guarda algo en común con El domador de lagartijas?
Nada en absoluto. Es algo
totalmente diferente a lo que había publicado hasta ahora. Para mí la escritura
tiene mucho de aprendizaje y me pongo a prueba adentrándome en géneros por los
que nunca he transitado. Básicamente cuento historias que me apetece contar y
eso me lleva a moverme en géneros dispares, en este caso el terror, mi primera
vez.
¿Qué
esperas que los futuros lectores encuentren en esta nueva obra tuya?
Espero que encuentren lo que
yo busco en un libro: que pasen un buen rato y que les quede un buen sabor de
boca. Espero que se lo pasen tan bien leyéndola como me lo pasé yo
escribiéndola.
Esta
primavera nos hemos quedado sin ferias del libro, sin presentaciones y,
obviamente, sin montones de lanzamientos literarios que estaban previstos para
los meses de marzo, abril y mayo. Tu nueva novela también tendría que estar ya
en librerías o a punto de llegar. ¿Cómo llevas este revés?
Lo llevo bien. Con los años
he aprendido a ser paciente y, como escritora, también he aprendido a
sobrellevar los golpes y las trampas que encuentras por el camino. Proyectos
que no se materializan, negativas, editores que no te valoran ni respaldan tu
obra... De todo un poco. Este año me he quedado con la novela a punto de entrar
en la imprenta y una antología de relatos que debía estar lista para Sant Jordi
pero, de momento, se ha aplazado. Me da un poco de pena, sí, pero hago lo que
siempre hago ante los reveses: seguir escribiendo. Espero que todo se
materialice cuando esto haya pasado y vuelva la normalidad. En cualquier caso
lo importante es seguir aquí con salud y todos nuestro seres queridos, el resto
ya llegará.
¿Crees
que el confinamiento nos cambiará a escritores y lectores cuando todo acabe?
Creo que lo que está pasando
cambiará el mundo en general. Está claro que habrá un antes y un después del
coronavirus, estamos ante un cambio de época, pero no me atrevo a decir en qué
manera nos cambiará. Espero que aprendamos algo de todo esto, pero vistos
algunos comportamientos de las últimas semanas, no sé qué creer.
¿Qué
nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Durante los últimos meses he
puesto punto y final a La otra cara de la
Luna, la segunda parte de El Café de
la Luna. Eran muchos los lectores que se habían quedado con ganas de más y,
aunque es un reto importante porque puedes no cumplir expectativas, no estar a
la altura de la primera parte, al final pensé que se lo debía.
Por
otro lado, en uno de los clubs de lectura de El domador de lagartijas una lectora me dijo que le apetecía mucho
saber más de uno de sus personajes secundarios, la Úrsula. Me pareció muy buen
idea, pero no fue hasta el verano pasado, cuando encontré una camada de gatitos
recién nacidos abandonados en la calle, que me puse a darle vueltas a la
historia. Ya sabes que una parte importante del proceso de escritura transcurre
dentro de la cabeza del escritor. En noviembre del año pasado empecé a trabajar
en ese nuevo proyecto mientras dejaba macerar el anterior. Estos días he estado
trabajando en ambos, cada uno en la fase en la que se encuentra. Y seguro que
me dejo algo, en la cabeza siempre tenemos proyectos que algún día queremos
materializar, si no mala cosa.
¿Te
gustaría añadir algo antes de terminar con esta entrevista?
Me gustaría animar a la gente
a que lea, a que descubra y disfrute de todo lo que nos pueden dar los libros.
Y agradecerte, como siempre, que pienses en mí para pasear por tu orilla.
Muchas
gracias a ti, María Dolores, por tu
tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Esperemos que pronto tu nueva
novela pueda ver la luz y esta te traiga tanto éxito como la anterior.
Y
a vosotros, amigos lectores, como siempre, gracias por estar al otro lado de la
pantalla, también en los tiempos difíciles.
Cristina Monteoliva