Título: Las cartas de Elena
Francis. Una educación sentimental bajo el franquismo
Autores: Armand Balsebre y
Rosario Fontova
Publica: Cátedra
Páginas: 512
Precio: 25 € / 22,99 € (ePub)
Parece imposible imaginar el siglo XX y
el XXI (al menos, hasta el año actual) sin consultorios sentimentales y de
belleza. Hubo un tiempo, cuando Internet no existía y la gente tenía menos
sitios a los que acudir para resolver sus dudas, en el que este tipo de
servicios fueron especialmente populares. Pero si hay uno que puede decirse que
fue el más popular de todos durante su emisión, ese es el consultorio
radiofónico de Elena Francis, un espacio que se emitió durante más de treinta
años y del que tal vez hayas escuchado hablar con cariño a sus radioyentes. Lo
cierto es que el programa tenía sus luces, pero también muchas sombras. Unas
sombras que quedan patentes gracias al estudio que Armand Balsebre y Rosario
Fontova nos ofrecen en Las cartas de
Elena Francis. Una educación sentimental bajo el franquismo, precisamente
el libro del que vamos a hablar a continuación.
Es curioso cómo tienen
lugar los acontecimientos a veces, cómo lo que estaba oculto u olvidado (o
puede que la dos cosas a la vez), vea de pronto la luz de forma inesperada.
Esto es lo que ocurrió en 2005, cuando en una propiedad que había pertenecido a
la familia fundadora y propietaria del Instituto de belleza Francis,
aparecieran, de cualquiera manera en un almacén, más de 100.000 cartas
dirigidas al programa de Elena Francis por parte de su fiel audiencia. Estas
cartas pasaron a ser custodiadas por el Archivo Comarcal del Baix Llobregat.
Para realizar el exhaustivo estudio que Armand Balsebre y Rosario Fontova nos
ofrecen en Las cartas de Elena Francis.
Una educación sentimental bajo el franquismo, se analizó el contenido de
4070 cartas de esta colección, más otras 255 que estaban en poder del
coleccionista e historiador Francés Tarrès.
Como sabremos en las
primeras páginas de este libro, en 1950 comenzó su andadura por las ondas,
primero en Cataluña y, más tarde, en otras ciudades de la geografía española,
el consultorio radiofónico de Elena Francis. El programa, que se emitió desde
1950 hasta 1984, corría a cargo del Instituto de belleza Francis. Su objetivo
primero era patrocinar sus productos de belleza, sus servicios en sus
instalaciones y ofrecer consejos de belleza a su audiencia, compuesta
fundamentalmente por mujeres. En sus primeros años, el espacio, de no más de
treinta minutos y situado entre otros programas radiofónicos que se consideraban
de mayor relevancia, también ofrecía un contenido cultural de cierta calidad,
pues se suponía que sus oyentes iban a ser mujeres de clase alta y media alta y
refinada educación. El espacio dedicado a las consultas de la audiencia pronto
revelaría que esta estaba compuesta fundamentalmente de mujeres de clase media
y baja con un sinfín de dudas, ya no solo relativas a la belleza, sino también,
y fundamentalmente, concernientes al territorio sentimental.
Elena Francis nunca
existió. Era un personaje inventado por el Instituto de belleza Francis en el
que, sin embargo, las mujeres de la época, y unos cuantos hombres, creían con
fervor. Elena Francis, como personaje, fue en principio un invento de Ángela
Castells, al frente del programa en la primera época. Castells se encargó de
que la entrañable y maternal Elena Francis estuviera en sintonía con los
dictados de la Sección femenina de la Falange, Acción Católica y, por supuesto,
el Instituto de belleza Francis. Su estilo y forma de contestar en antena a las
mujeres que le pedían consejo sobre cómo actuar ante un novio, qué hacer con un
marido adúltero, cómo administrar el poco dinero que tenían y demás problemas,
muchos ellos, bastante graves, animaban a la mujer a seguir siempre los
dictados de la Iglesia Católica y a obedecer al marido, un ser, según ella,
superior a la mujer. La mujer, un ser apolítico en aquella época, debía, así,
resignarse a todo lo que le viniera encima y aprovechar los escasos momentos de
felicidad que una vida llena de ataduras, tanto en lo personal como en lo
social, pudiera darle.
Las
cartas de Elena Francis. Una educación sentimental bajo el franquismo
analiza las cartas que se radiaron, así como sus respuestas. Pero también, y
sobre todo, todas aquellas que fueron contestadas por un gabinete de mujeres
dedicadas a esta labor. Existen también cartas que no pudieron ser contestadas
ni en antena ni en privado y que también han sido estudiadas en este volumen. Las
cartas analizadas en este libro, así como otras que pudieran encontrarse de las
mujeres que escribían al consultorio de Elena Francis (mucho más que hombres)
suponen un verdadero filón para los historiadores de la Historia Social del
Franquismo. Por lo pronto, yo os animo encarecidamente a que comencéis a
aproximaros al mundo de las mujeres Francis a través de este interesante y más
que completo libro, todo un manifiesto en post del feminismo actual, un tratado
en contra del machismo imperante en aquellos años y todo un merecidísimo
homenaje a todas aquellas niñas, adolescentes, mujeres adultas que, en un
momento dado, se sintieron totalmente desvalidas e, incapaces de encontrar una
mano amiga cercana, buscaron en la ficticia figura de Elena Francis el consuelo
y el consejo que necesitaban. Estoy segura de que no solo encontraréis la
lectura interesante, sino también reveladora y necesaria. Dicho esto, ¿a qué
esperáis para conocer toda la verdad sobre los consultorios de la época
franquista gracias a Las cartas de Elena
Francis. Una educación sentimental bajo el franquismo?
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva