Título: La isla del fin del
mundo
Autora: Kiran Millwood
Hargrave
Traducción: Claudia Casanova
Publica: Ático de los Libros
Páginas: 288
Precio: 14,90 €
Puede parecer horrible pensar en un
grupo de personas afectadas por una enfermedad confinadas en una pequeña isla a
causa de ello. Seguro que la palabra cárcel se te viene enseguida a la mente.
Pero, ¿y si en la isla estas personas se sintieran libres? ¿Y si pudieran estar
acompañados allí, además, por sus seres queridos no afectados por la
enfermedad? ¿No sería entonces un paraíso en vez de una cárcel? Pero, ¿y si de
pronto alguien llegara para cambiarlo todo? Si quieres conocer la respuesta a
esta última pregunta sin duda has de leer La
isla del fin del mundo, la novela de Kiran Millwood Hargrave de la que hoy
hablaremos.
La
madre de Amihan, Ami, fue llevada a la pequeña isla de Culión, la colonia de
los leprosos, cuando aún ni sabía que estaba embarazada de su única hija.
Durante muchos años, madre e hija convivieron en armonía con la naturaleza y
sus vecinos. Todo lo que necesitaban estaba a su alcance y solo el deterioro de
la salud de la mayor de las dos mujeres podía enturbiar de vez en cuando su
felicidad. Entonces, en 1906, cuando Ami tenía doce años, el señor Zamora, un
hombre del gobierno y experto en mariposas, llegó a la isla con nuevos planes
tanto para los leprosos como para sus familiares. Las nuevas leyes
conviertirían la isla la colonia exclusiva de leprosos del país, obligando a
sus familiares adultos a vivir en zonas restringidas del lugar y a los más
pequeños, a viajar a otra isla en la que serán confinados en un orfanato. Junto
a Kidlat, un niño callado de Culión, y Mari, una niña repudiada por sus padres
a causa de las supersticiones, Ami emprenderá una gran aventura con la que
espera regresar junto a su madre. ¿Será posible que ambas vuelvan a estar
juntas?
Ami, la narradora de
buena parte de esta historia y su protagonista absoluta, es una chica de doce
años que ha vivido toda su vida, de forma tranquila y feliz, junto a su madre,
afectada por la lepra desde antes de su nacimiento. A Ami le gusta mirar las
estrellas mientras espera a que las mariposas vengan a su jardín para alegrar a
su madre. Su progenitora le cuenta que una vez tuvo una casa en cuyas paredes
exteriores iban las mariposas a descansar. Pero en Culión las mariposas no
vienen nunca. Hasta que llega el horrible señor Zamora y las trae con él.
Al señor Zamora, el
hombre del gobierno que viene a poner patas arriba la vida de los habitantes de
Culión también le gustan las mariposas, pero no siempre vivas. Él las estudia
detenidamente y las mata, según él, con fines científicos. La vida de los
habitantes de la isla tiene para él menos importancia que la de una mariposa. ¿Cómo
conseguirá alguien hacerle entrar en razón para poder quedarse en la isla?
¿Acaso eso es posible?
Por culpa de Zamora y
sus ideas sobre lo que le conviene a los familiares de la gente afectada por la
lepra, Ami acabará separada de su madre, en un orfanato en el que encontrará la
amistad de Mari, una niña que iba a acabar trabajando en una fábrica por culpa
de la incomprensión y la superstición de la gente, y de Kidlat, otro niño
separado de sus progenitores enfermos de lepra. ¿Conseguirán los valientes
niños cambiar las cosas en la isla de Culión finalmente?
La
isla del fin del mundo, esta obra que llega a España avalada
por sus premios como Finalista del Costa Children´s Book Award y Finalista del
Blue Peter Arward, en definitiva, es una novela juvenil con grandes dosis de
ficción que se apoya en un hecho real: la existencia de una importante colonia
de leprosos (la mayor del siglo XX) en la isla de Culión, Filipinas. El título
resulta apropiado por este hecho fundamental en la trama, aunque la importancia
de las mariposas en la misma sea mucho mayor, por lo que personalmente me
pregunto por qué su autora no encontró un título relacionado con estos pequeños
seres alados para su obra. Independientemente del título, este es un libro
lleno de buenos valores, aventuras y personajes interesantes y tiernos que
estoy segura que harán las delicias de todos los lectores que os decidáis por
él. ¿Os atrevéis a emprender la travesía hasta Culión?
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.