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miércoles, 21 de febrero de 2018

Reseña: LAS CUENTAS PENDIENTES, de Ana Matallana.

Título: Las cuentas pendientes
Autora: Ana Matallana
Editorial: Salto de Página
Páginas: 120
Precio: 15 €

Un velatorio es, indudablemente, uno de los eventos sociales más interesantes de observar. Las personas se reúnen para compartir tristezas buscando consuelo, es normal; pero también comparten la estupefacción, por muchos miles de años que pasen, que nos sigue produciendo la muerte. Es ineludible reflexionar sobre la extinta identidad del fallecido y lo que ha significado en nuestras vidas. Tan inevitable es reflexionar sobre la muerte como imposible mantener la compostura que se espera de nosotros en un evento tan triste, y no hablar con cierta normalidad, o incluso humor, con el ligero sentimiento de culpa que sobreviene después. Fascinante, sin duda, ver las actitudes que adoptan las distintas personas que participan en él.
            Aún puede resultar más interesante si el difunto era un psiquiatra y los pocos visitantes son, en su mayor parte, sus pacientes. Y eso es justamente lo que ocurre en la primera novela de Ana Matallana: Las cuentas Pendientes. Francisco Lláñez, que así se llama el difunto, ha llevado en los últimos años una vida solitaria.  Por ello en el tanatorio de San Blas, en Madrid, confluyen únicamente seis personas. Una es su hija Sonia, que apenas conoció a su padre al abandonar éste a su familia cuando era muy pequeña, con todos los traumas que ello implica. Otro es Gustavo, que se puede considerar el único amigo del difunto aunque, en realidad, era el camarero que le atendía desde hacía años. A estos le acompañan Santiago, Hugo (con su inseparable madre, que no entra en el cómputo) e Isabel (a veces Marina); tres pacientes del difunto, cada cual con sus complicadas historias personales y sus patologías muy dentro de ellos. El sexto, Fernando, participa en realidad en otro velatorio pero, absorto en sus tribulaciones, no puede evitar ejercer de testigo. 
            Ana Matallana inspecciona a través de los sucesivos capítulos el diálogo interior de cada uno de los personajes. Yuxtapone así sus sentimientos y los recuerdos que tenían sobre el difunto, con lo que va desvelando tanto sus historias personales como perfilando a Francisco Lláñez. Podemos ver sus actitudes al ir recordando lo que creían de él y su extrañeza cuando descubren todo lo que no sabían y las tensiones cuando se enfrentan a esos desconocidos compañeros de duelo, para quienes el fallecido ha sido realmente una persona distinta.  Las suspicacias y sentimientos de culpa crecen cuando son conscientes de que Francisco le pidió un favor a todos sus pacientes: ¿Habrá llevado a cabo alguien ese favor?
            En Las cuentas pendientes nos encontramos ante una primera novela muy prometedora de la escritora Ana Matallana. La autora consigue una historia en la que predomina la forma de diálogo interno de los personajes, algunos con alguna psicopatología, lo que implica una dificultad técnica que resuelve con mucha agilidad, resultando un libro que se lee con gran placer y en al que no le faltan momentos de un humor negro, el más apropiado para un velatorio. Si te decides por conocer a los personajes de ésta novela, no te vas a arrepentir.
Sergio M. Planas