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viernes, 19 de enero de 2018

Reseña: LOS BUENOS, de Hannah Kent.

Título: Los Buenos
Autora: Hannah Kent
Traducción: Laura Vidal
Publica: Alba Editorial
Páginas: 432
Precio: 19,90 €

Aunque la ciencia avanza y los progresos tecnológicos no cesan, aún hay hoy en día cuestiones que no podemos explicar. Y si a veces nos angustiamos por esas cosas que no conseguimos que nadie nos explique, ¿cómo sería vivir hace un par de siglos, cuando todo era mucho más rudimentario y la  medicina estaba en pañales? Entonces, la gente se aferrada a cualquier  creencia o superstición ante la enfermedad. Aunque algunos casos cueste más entenderlos que otros, pienso tras la lectura de Los Buenos, la magnífica e intensa novela de Hannah Kent a la que dedico esta reseña.
Tras la repentina muerte de su marido, Martin, Nóra se queda sola en su pequeña granja junto a su nieto, Micheál. Su hija falleció no hace mucho y su yerno le trajo al niño a los abuelos para que se hicieran cargo de él. El que fuera un par de años atrás un chico normal es, sin embargo, a los cuatro años de edad, un ser que no se comunica y no camina. Angustiada ante la idea de tener que cuidarlo y atender a la casa al mismo tiempo, Nóra decide contratar a una chica de catorce años, Mary Clifford, para que la ayude. A pesar de los esfuerzos de la muchacha, el chico no parece evolucionar de forma positiva, por lo que Nóra acude al sacerdote local. Cuando este se niega a ver al niño, la viuda pone el caso de su nieto en manos de Nance Roche, la curandera que afirma estar en contacto de los Buenos, es decir, los duendes y las hadas. Convencidas curandera y viuda de que los Buenos han cambiado al auténtico niño por un duende, comienzan su plan para deshacerse del impostor.
La acción se sitúa entre los años 1825 y 1826, coincidiendo con una época de hambruna, en un valle irlandés en el que las creencias católicas conviven con un sinfín de supersticiones paganas que hacen que los lugareños tengan que hacer a diario esto o lo otro para invocar a la buena suerte y espantar al mal de ojo. En un ambiente como este no es de extrañar que exista una curandera que diga escuchar a los duendes y a las hadas y que sepa de remedios que los médicos ignoran. Tampoco que haya gente que acuda a ella. Y menos que una mujer desesperada al encontrarse con que su único nieto no es un niño como todos los demás acuda a esta curandera con el fin de volver sano al crío.
Lo que cuesta entender es lo que viene después y el desenlace final. O, al menos, a mí me cuesta. Y, sin embargo, así tuvo que ser, pues la autora de Los Buenos, Hannah Kent se ha basado en hechos reales a la hora de tejer la trama de esta historia con tintes costumbristas que nos hace adentrarnos en una Irlanda empobrecida y supersticiosa donde Jesucristo y los duendes podían habitar en una misma casa.
Los paisajes y personajes con sus motivaciones, tanto los principales como los secundarios, están perfectamente perfilados, de forma que resulta muy fácil imaginarlos en su ambiente. De todos ellos mi favorito es Mary, esa pobre chica que cuida al niño, pues solo ella llega a entender, a pesar de su corta edad y su inexperiencia en la vida, qué es lo que está pasando, hasta qué punto llega la locura de las otras dos mujeres y lo poco que ella puede, al final, hacer al respecto.
Los Buenos, en definitiva, es una absorbente novela que nos transporta a la Irlanda rural del siglo XIX para darnos a conocer cómo podría haber tenido lugar un terrible hecho real. Una obra excelente para conocer las costumbres de la época y las motivaciones de los habitantes del valle. Pero también una inquietante y oscura historia que nos hará reflexionar sobre temas como las creencias populares, el cansancio que acumulan día tras día las personas que cuidan de familiares con discapacidades graves y en si se debe considerar infanticidio o no ciertos casos. Un libro, sin duda, que no deberíais dejar escapar, no vaya a ser que si lo hacéis, los duendes vengan a por vosotros. ¿A qué esperáis para comenzar la lectura?
Cristina Monteoliva