Título: La serpiente de Essex
Autora: Sarah Perry
Traducción: Carlos Jiménez Arribas
Publica: Ediciones Siruela
Páginas: 408
Precio: 22,95 € / 11,99 € (ebook)
Aunque podría parecer que a estas
alturas ya todo está descubierto, los científicos nos sorprenden con el
hallazgo de nuevas especies de plantas, animales y microorganismos casi a
diario. Especies que generalmente están lejos de las poblaciones humanas, de
ahí que tarden tanto en ser encontradas. Pero, ¿qué pasaría si, digamos, un
animal extraordinario, una bestia que pareciera sacada de una novela
fantástica, llegara por casualidad a las costas de un pueblecito costero? Para
saberlo nada mejor que leer La serpiente
de Essex, la novela de Sarah Perry que en seguida paso a comentaros.
Tras la muerte de su
marido, Cora Seaborne, naturalista aficionada, decide dejar su casa de Londres
para trasladarse junto a su hijo Francis y Marta, su dama de compañía, al
condado de Essex. Una vez allí, la joven viuda conoce los rumores acerca de la
aparición en las aguas del Blackwater de la terrible serpiente que atemorizara
a los lugareños en el pasado. Dispuesta a encontrar la verdad sobre aquello que
los habitantes del lugar creen que ha vuelto de las profundidades a causa de un
reciente terremoto, y gracias a unos amigos comunes, Cora se alía con Will
Ransome, el pastor de Aldwinter. A pesar de las diferencias de carácter entre
Cora y Will, pronto ambos congenian. Pero, ¿qué pasa con Luke, el eterno
pretendiente de Cora? ¿Y con Stella, la más que agradable mujer del pastor? Y
al final, ¿habrá o no una serpiente?
Nos encontramos en la
Inglaterra de finales del siglo XIX o principios del XX. O, al menos, eso es lo
que podemos deducir por las pistas que nos va dejando el narrador omnisciente
encargado de contarnos la historia de Cora, una mujer que se casó enamorada
pero que, en seguida, descubrió que su marido era un maltratador. El fallecimiento
de su cónyuge llenó de alivio a esta naturalista aficionada, hasta el punto de
decidir arrastrar con ella en su nueva vida de viuda liberada y silvestre a su
hijo, el pequeño y singular Francis, y a Martha, la dama de compañía con una
gran conciencia de clase. Atrás dejaría Londres y a Luke, su pretendiente: un
cirujano narcisista con un gran futuro en la medicina.
El condado de Essex,
descubriremos entonces, es un lugar pintoresco lleno de seres no menos
llamativos: el tipo que pide limosna ante unas ruinas, aunque no lo necesite;
el que desuella topillos por superstición delante de su finca; el pescador que
ya solo tiene a su hija, después de haber perdido a su mujer y a su barca; y,
por supuesto, al vicario Will Ramson, a su mujer Stella y a sus hijos, capitaneados
estos últimos por la avispada Joanna.
En el lugar pasan cosas
raras provocadas por la sugestión colectiva o por un monstruo marino. Unos
creen en lo primero; otros, en lo segundo. Cora querrá averiguarlo, pero el
amor se interpondrá en su labor de científica novata. ¿Conseguirá esquivar sus
sentimientos y dedicarse a buscar la serpiente?
Como esta es una novela
ambientada en una época en la que la gente se escribía cartas, de vez en
cuando, la visión del narrador se ve interrumpida por las que los personajes se
intercambian entre ellos para darnos buena cuenta no solo de la naturaleza de sus
relaciones sino también de sus fuertes personalidades y sus sentimientos más
secretos. ¿Cómo les afecta a cada uno el tema de la serpiente? O, mejor dicho:
¿cómo llevan que Cora se haya ido al campo, con todas sus consecuencias?
También estas cartas nos lo dirán.
La
serpiente de Essex, en definitiva, es una historia de
personajes ricos, subtramas elaboradas, pasiones ocultas, secretos y misterios
que nos transporta a la Inglaterra más pintoresca y supersticiosa en busca de
un animal mitológico y terrible. Una novela sobre el amor, la amistad y las
esperanzas cocinada a fuego lento, rica en detalles, que estoy segura de que os
hará pasar buenos ratos lectura. Y tú, ¿te atreves a ir en busca de la
serpiente junto a Cora, Will y los demás?
Cristina Monteoliva