Título: Hijas de un sueño
Autor: Gerardo Rodríguez
Salas
Publica: Esdrújula Ediciones
Páginas: 155
Precio: 14 €
Vivir tan bien como lo hacemos es algo
bastante reciente para la mayoría de españoles. Nuestros abuelos, incluso puede
que nuestros padres, no lo tuvieron tan fácil como las nuevas generaciones.
Menos aún si vivían en pueblos pequeños, donde la apertura de mente para muchos
tampoco acaba de llegar. Pueblos en los que, a pesar de todo, siempre había
momentos de alegría, de esperanzas y sueños. Un pueblo como Candiles, el
verdadero protagonista de Hijas de un sueño,
el libro de Gerardo Rodríguez Salas del que a continuación os hablo.
Candiles es un pequeño
pueblo imaginario que podría situarse en el interior de la provincia de
Granada. Aunque en la actualidad sus habitantes disponen de las mismas
comodidades que disfrutan el resto de los españoles, aún quedan en las mentes
de los más mayores los terribles ecos del pasado. La pobreza, la Guerra Civil y
la postguerra marcarían para siempre a muchos de sus habitantes, casi todas
mujeres que tuvieron que buscar la manera de salir adelante en un mundo tan
hostil. De sus vivencias, leyendas y sentimientos está lleno Hijas de un sueño.
Hijas
de un sueño es un libro compuesto por un total de
diez relatos o capítulos de una novela fragmentaria en la que abundan los
narradores, los puntos de vista, los estilos narrativos y, sobre todo, los
términos puramente granadinos que nos hacen conocer el mundo rural de la
provincia en toda su esencia.
Una anciana agoniza en
su casa en compañía de sus tres hijas. Así comienza Hijas de un sueño, el relato que da título a este libro. La anciana
tuvo una vida rica que las hijas rememoran mientras también recuerdan las
suyas. Fueron vidas difíciles, pero al final las cuatro consiguieron algunos de
sus sueños. Todavía quedan otros, aunque la matriarca las deje. También los de muchas
otras soñadoras en este pueblo en el que aún se sienten las penurias de la
guerra y la época posterior. Soñadoras como aquella a la que todos toman por
loca pero que se siente una niña feliz. O como la nieta de la anciana a punto
de fallecer, cuando descubre que una de las leyendas del pueblo era cierta. O
la niña procedente de un país lejano que recuerda su pasado en el orfanato
antes de que la adoptaran. O como la anciana a la que jamás le faltará el aceite
y el jabón en casa. O aquella que, a pesar de estar perdiendo todos sus
sentidos, aún recuerda al curandero que la salvó. O como las doce mariposas que
rompieron las cadenas que las ataban a unos hombres injustos y volaron por su
cuenta.
¿Y hay también hombres
soñadores en este libro? Sí, por supuesto. Un ejemplo de ello es el cura del
pueblo, un hombre al que no todo el mundo es capaz de comprender por su
mentalidad anticuada y sus reservas.
Pero no todos los
relatos o capítulos de este libro nos hablan de soñadores al uso, por así
decirlo. Algunos, como No duerme nadie,
que nos transporta a un Nueva York lorquiano y a la vez actual, y Espejismos, en el que un padre ha de
proteger a su hija de un terrible desengaño, no solo predominan la prosa poética,
sino también la nostalgia, la tristeza y la tragedia. Por otra parte, A la vuelta de los sueños, con su juego
de reencarnaciones y mundos oníricos no solo nos transmite la desazón de su
narrador, sino también la angustia de no saber si lo que vivimos es o no real. ¿Será
que todo esto no es más que un sueño?
Hijas
de un sueño nos habla de las dificultades de la
mujer en el mundo rural a lo largo del siglo XX y parte del XXI. Es, por tanto,
una novela feminista que pone de manifiesto que, aunque llevamos mucho
recorrido, todavía hay mucho por hacer, sobre todo en los pueblos, donde a
veces llegan los aparatos modernos pero no tan fácilmente las aperturas de
miras. De la necesidad aún hoy en día de mentes abiertas, precisamente, nos
habla Babel, un texto breve con vocación
de novela, como muchos otros de este libro, que nos habla de la diversidad
sexual y de la lucha de las personas del colectivo LGTBI por ser aceptadas,
respetadas y queridas en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Hijas
de un sueño, por tanto, es una obra diversa que nos
habla de mujeres valerosas, de sueños, de leyendas, de luchas pasadas y
presentes, de injusticias, de bonitos recuerdos y de un sinfín de temas
interesantes que darán mucho que pensar a los lectores que decidáis adentraros
en el imaginario pueblo de Candiles, un lugar tan entrañable como cruel, a
veces, pero que, sobre todo, merece la pena, y mucho ser conocido. Hacedlo
ahora y no os arrepentiréis. ¿Os atrevéis a comprobarlo?
Cristina Monteoliva