Título: La vuelta al día
Autor: Hipólito G. Navarro
Publica: Páginas de Espuma
Páginas: 233
Precio: 17 € / 5,99 € (ebook)
Aunque nos encante descubrir nuevos
autores, echar de menos a aquellos que sabemos que hacen más grande un género u
otro siempre resulta inevitable. El vacío se agranda con cada año que nos dejan
sin publicar algo nuevo, y cuando por fin lo hacen, todas las miradas se
dirigen hacia su libro. Podríamos poner muchos ejemplos para ilustrar este
asunto, pero esta reseña va sobre La
vuelta al día, el nuevo libro de Hipólito G. Navarro, uno de los grandes
cuentistas españoles que, tras bastantes años sin publicar, por fin lo ha
vuelto a hacer en 2017. Si queréis saber qué ofrece su libro, no tenéis más que
seguir leyendo este artículo.
La
vuelta al día es un extenso libro de relatos, bastante
variados, compuesto por un total de veintiún textos, y que debe su nombre tanto
a uno de sus relatos como a una parte del mismo libro.
Hipólito G. Navarro
parece un hombre más dado a buscar buenos títulos para sus obras, pasarse años
corrigiendo relatos o leyendo en el sofá, (mientras sus incondicionales le
piden un nuevo volumen de cuentos) que a escribir prólogos. Sin embargo, el
grueso de este libro viene precedido de uno escrito por él mismo, Doce años en barbecho, en el que explica
ya no solo por qué ha tardado tanto en publicar un nuevo libro tras la
aparición en el mercado hace doce años de su anterior compilación de relatos, Los últimos percances, sino el sentido
de las distintas partes en las que se divide esta nueva obra.
La primera parte de
este libro se titula Ángeles de la guarda
y está dedicada a todos y a todo los que hicieron de ángel de la guarda en
algún momento de su vida, y por distintas razones, a los distintos narradores
de los tres cuentos que la componen. Así, en El infierno portátil (una
accidentada iniciación a la lectura) el que recibe la visita de un
providencial ángel de la guarda es un niño cuya existencia podría haber sido
muy gris sin la ayuda de los libros; mientras que en La nota azul, ese niño se convierte en adolescente y ve en la
figura de un amigo mayor un ángel guardián que le descubre un mundo nuevo; y en
Nahir, el autor inminente y el
localizador, el niño, ya adulto y de profesión escritor, se enfrenta a sus
medios gracias a la ayuda de su ángel protector.
La segunda parte de La vuelta al día se titula En el fondo de la memoria y está
compuesta por una serie de cuentos muy queridos por el autor que llevaban mucho
tiempo almacenados, reescritos una y otra vez, hasta que por fin se ha decidido
a publicarlos. Yo diría, exceptuando el último relato del bloque, titulado
precisamente En el fondo de la memoria,
que este es el apartado de las relaciones imposibles, de corte tragicómico, en
el que el lector no puede evitar reírse (Ligamentos,
Las estampas del timo, Verruga Sánchez y La excusa termodinámica), si bien alguna vez pueden la cosa puede
ser más seria y acabar en verdadera tragedia (como En el fondo de la memoria, un relato muy negro). En Mire, no estoy para bromas, el último
relato de esta tanda, sin embargo, no nos encontramos ningún tipo de relato de
pareja, sino a un hombre solo, desesperado, que no sabe cómo encajar en el
mundo.
Dice el autor de la
tercera parte de este libro, Los artistas
cautivos, que se trata de una sección compuesta solo por cuentos independientes,
aunque mirándolos pudieran, a mi forma de ver, encajar en otras de las
secciones de este libro. También se puede encontrar una relación entre ellos,
dentro de este apartado. Por ejemplo, las acciones principales de Los artistas cautivos, Tantas veces huérfano
y Rifa tienen lugar en el mundo
rural, si bien el primero de ellos es una historia divertida y disparatada y
las otras dos, las dos versiones en realidad de un mismo hecho, son bastante
trágicas. Por su parte, Balance, va
totalmente por libre, siendo, como es, un relato breve que invita a la
reflexión del lector sobre lo centrados que estamos cada uno en lo nuestro y lo
poco dados que somos a prestar atención a otras cosas.
Cuidado
con quién se junta es una sección en el que tienen cabida
los relatos históricos, las inspiraciones ajenas, la metaliteratura, etc. En
esta sección encontramos los títulos Mucho
ruido y pocas nueces (unos preparativos) (un relato que nos transporta a
las bambalinas del teatro), Luisito
Tristán, pintor de fondos (la curiosa historia del enamoradizo discípulo
del Greco) y Los otros Tiresias y
Claricea (Variaciones porno eróticas sobre una obsesión astriciliana) (un
divertido relato erótico).
Y por fin llegamos a La vuelta al día (Texticulario íntimo para
incondicionales), el apartado que contiene los textos más personales del autor.
Este último bloque temático comienza con Los
K, una historia que nos habla de un autor que no se lleva muy bien con su
ordenador. En Puentes, acueductos, el
autor nos traslada de nuevo al mundo rural para contarnos las divertidas
costumbres de un pueblecito. Una
infidelidad. Puntos de fuga, coordenadas, también nos habla de un pueblo:
aquel en el que una pareja pasan el fin de semana. No es la misma pareja que en
La vuelta al día. La del relato que
da título a este libro es una muy observadora, que se da cuenta de que todo, en
realidad, es cíclico. Por último llegamos a La
poda y la tala de los árboles frutales, el cuento que nos habla de cómo el
narrador llegó, de forma tan curiosa y triste, a la lectura.
La
vuelta al día, en definitiva, es un libro que nos
ofrece un buen puñado de buenos relatos llenos de creatividad, tanto por su
prosa como por su temática, a veces trágicos aunque mayormente divertidos, muchos
de ellos con tintes autobiográficos, que nos demuestran que a veces es bueno
dejar que un autor se tome su tiempo a la hora de volver ofrecer un trabajo al
mundo, pues solo así el resultado final no solo será muy grato para sus
incondicionales sino para nuevos lectores, como yo misma. Por eso os animo a
todos, amantes del buen cuento, que os acerquéis en cuanto podáis a este libro
lleno de historias cercanas, situaciones increíbles y momentos para la
reflexión. Un libro con identidad propia que, sin duda, os dará mucho en lo que
pensar y grandes momentos de diversión. ¿Seguro que os lo queréis perder?
Cristina Monteoliva