Título: Quererte no es sólo
cuestión de suerte
Autora: Kate Eberlen
Traducción: Maia Figueroa Evans
Publica: Planeta
Páginas: 525
Precio: 18,50 € / 10,99 € (Epub2)
Hay personas que encuentran a su media
naranja en el instituto. Otras, en la universidad o en el lugar de trabajo en
la veintena. Y luego están los que encuentran a su pareja ideal más allá de los
treinta, tras varios fracasos sentimentales y un montón de experiencias vitales
a cuestas. ¿Por qué no conocí a esta persona antes?, seguro que se preguntan él
o ella (o ambos a la vez). Pues porque no era el momento, simple y llanamente.
Para todo hay un tiempo y un lugar, también para las relaciones más estables.
Si no me crees, tal vez te convenzas después de leer Quererte no es sólo cuestión de suerte, la novela de Kate Eberlen
de la que hoy os vengo a hablar.
El verano antes de ir a
la universidad, Tess y su amiga Doll deciden viajar por toda Europa. Ambas
conocen muchos lugares, pero, sin duda, el más especial para Tess es Florencia.
En la ciudad italiana, la joven tiene la oportunidad de visitar una iglesia en
un monte que se le antoja del todo mágica. Dentro de ella solo hay un chico
tímido al que vuelve a encontrarse de nuevo por la ciudad, sin que apenas
crucen unas palabras. Tal vez si el chico, de nombre Angus, no se hubiera
sentido tan afectado por la reciente muerte de su hermano mayor en un accidente
en la nieve se habría atrevido a decirle algo a aquella chica tan simpática. Al
fin y al cabo, ¿qué probabilidad había de que se volvieran a ver fuera de la
ciudad? Pero, ¿y si después de todo, acaban coincidiendo? ¿Qué pasaría si fuera
mucho tiempo después? ¿Seguiría habiendo una chispa entre ellos?
Esta es la historia de
Tess, una chica del sur de Inglaterra con muchas ganas de cursas estudios
universitarios. Tess ha estudiado mucho en el instituto y ha conseguido una
beca que incluye alojamiento en Londres. Ilusionada por la aventura que
emprenderá tras su vuelta de vacaciones, se marcha despreocupadamente de viaje
con su amiga Doll. Desgraciadamente, las cosas en la vida no siempre son como
las habíamos planeado, y cuando Tess vuelve a casa se encuentra con una
desgracia a punto de ocurrir. Su vida se verá marcada por este hecho trágico,
por todas las responsabilidades que deberá adquirir a raíz de ello y las
relaciones amorosas con hombres que no podían darle lo que ella necesitaba.
Pero, ¿y si el amor de su vida estuviera aún por llegar?
Pero esta también es la
historia de Angus, también llamado Gus por sus amigos, un chico que ha de
comenzar sus estudios universitarios poco después de la muerte de su hermano.
Si bien Gus tiene libertad para cursar estudios universitarios, se ve obligado
a estudiar medicina, como su hermano. Siempre a la sombra de este, al que sus
padres idolatrarán siempre, Gus intentará buscar su lugar en el mundo. Por el
camino, se topará con una relación esperada y otra del todo sorprendente que le
marcará para siempre. Pero, ¿qué pasará cuando se tope de nuevo con la chica
que conoció fugazmente en Florencia, hace tantos años?
Cuando me topé con la
portada de Quererte no es sólo cuestión
de suerte, pensé que no era un libro para mí. El título y la ilustración me
dieron idea de una historia empalagosa en exceso, con amores poco convincentes
(desde mi punto de vista) y una buena dosis de cursilería. Sin embargo, como
hace tiempo que me di cuenta de que las primeras impresiones no son siempre las
que cuentan, leí de qué iba la historia y me dije “venga, vamos a darle una
oportunidad, a ver qué tal”. Y, ¿qué
queréis que os diga? En cuanto comencé a leer me di cuenta de que la historia sí
que me iba a gusta. Página tras página fui metiéndome más y más en las vidas de
Tess y Gus, en sus sentimientos, en sus anhelos, hasta el punto de
prácticamente no poder despegarme del libro hasta terminar la lectura.
¿Que por qué deberíais
vosotros también darle una oportunidad este libro? En primer lugar, porque nos
habla de las casualidades de la vida, de todos esos encuentros y desencuentros
que a veces confluyen en cosas totalmente inesperadas y maravillosas.
En segundo lugar,
porque, como ya he dicho antes, la narración no es para nada cursi y
empalagosa, sino fresca, cercana y tremendamente amena. Imposible no conectar
con las voces narrativas de Tess y Gus desde el primer momento.
En tercer lugar, porque
Tess y Gus son encantadores, pero también muy humanos, lo que significa que
cometen tantos errores como aciertos, lo que hace de su historia algo mucho más
cercano, por los toques de realismo que podemos encontrar.
En cuarto lugar, porque
es una historia con la que aprender que todos cambiamos año a año, que las
cosas que nos preocupaban con quince años no son las mismas que lo hacen a los
cuarenta; y, sin embargo, pase lo que pase, siempre podemos conservar algo de
aquella maravillosa inocencia de la niñez y la juventud, la ilusión por el
futuro. La esperanza.
Quererte
no es sólo cuestión de suerte, en definitiva, es una
maravillosa novela con la que entender que la vida da muchas vueltas y que a
veces lo bueno se hace esperar, pero que todo acaba llegando al final. Una
historia sobre el amor en su momento ideal, pero también sobre la culpa, los
errores y las oportunidades perdidas. Una obra, en definitiva, sobre lo que
verdaderamente importa en la vida, las responsabilidades que hemos de adquirir
y lo que supone madurar. Y mucho más. Pero para descubrirlo, tendréis que darle
una oportunidad a Tess y Gus. Yo creo que no os vais a arrepentir. De hecho,
puede que acabéis tan locos por este libro como lo he hecho yo. Al menos, eso
me gustaría pensar, pues estoy deseando que lo leáis y lo comentéis conmigo.
Cristina Monteoliva