Título: No quiero trabajar. La manzana de Eva
Autor: Manel Moles Canal
Editorial: El Fantasma de los Sueños
Páginas: 225
Precio: 15 €
Autor: Manel Moles Canal
Editorial: El Fantasma de los Sueños
Páginas: 225
Precio: 15 €
¿Consideráis que se pueda vivir sin trabajar? Si habéis respondido
negativamente no sois Jordi, el protagonista de la novela No quiero trabajar. La manzana de Eva de Manel Moles que hoy
traemos a La Orilla de las Letras. Porque Jordi sí considera que hoy en día se
podría (o se debería poder) vivir sin trabajar, al menos en el sentido
monetario del término.
Jordi estudia económicas y trabaja en la empresa de transportes de su padre. Después
de la carrera, descubre un mercado laboral que parece pensado para eliminar cualquier
atisbo de vocación. El trabajo, hoy en día, no es algo que produzca
habitualmente más satisfacción que el salario al final de mes, si es que produce
satisfacción y no un simple alivio momentáneo de las necesidades más básicas.
Entre tanto, conoce a Manuela, con quien inicia una relación y una familia. A
las propias necesidades de un individuo se le sumarán las preocupaciones para
mantener a su progenie. El nacimiento del hijo del protagonista, Arnau, le
permite al autor introducir muchas reflexiones sobre la educación proponiendo
una enseñanza menos académica y más libre, o incluso la educación en casa, tema
que Manel Moles ya había abordado en su anterior libro No quiero ir a la escuela.
Como es de esperar, Jordi tiene que defender sus tesis económicas una, otra y
otra vez ante la incomprensión de quienes le rodean pues a estos la idea les
resulta bastante chocante y plantean siempre las mismas preguntas: ¿Y cómo vas
a ganar dinero sino? ¿Cómo vas a comer? ¿Cómo vas a mantener a tu hijo? Sin
embargo, Jordi sostiene que la sociedad ha evolucionado hasta disponer de una
sofisticada tecnología que permite la producción casi sin intervención humana, ¿por
qué entonces debería esclavizarse al hombre? Ese aumento de producción con mano
de obra robotizada hace que haya menos puestos de trabajo, que se demande menos
personal y, por tanto, que se aumente el desempleo y se reduzcan los salarios. Jordi
propone una renta básica universal mantenida, por ejemplo, con la inyección de
dinero que hacen las reservas federales pero insertándolas no en los bancos,
sino en las personas. Así, el trabajo que realizasen las personas no sería por
cubrir sus necesidades básicas, sino que realizarían un trabajo voluntario que
les motivase realmente.
Pese a enfrentarse con mucha gente que considera esas ideas sencillamente disparatadas (como las familias de ambos
cónyuges), tampoco tarda en contactar con personas que comulgan con las mismas
ideas. Comienza así a relacionarse con comunidades defensoras de la
autoeducación de los niños y de la vida comunitaria, que son coherentes con sus
tesis económicas. A raíz de una pequeña entrevista en televisión llega incluso
a hacer alguna aparición en los medios y algún debate. Eso, unido a su trabajo (voluntario) en la
universidad, le permite tener una camarilla con la que se decide a desarrollar
sus ideas y tratar de llevarlas a la práctica.
De esta manera, No quiero trabajar. La manzana
de Eva es una novela cuya trama está totalmente supeditada a la tesis
económica que sostiene el protagonista. Los
avatares que le suceden, resultantes tanto de la confrontación de sus ideas con
la sociedad en la que vive como de su propia personalidad, sirven, más que nada, como marco para la
explicación de estas tesis y el retrato de una realidad laboral tan
desmotivante como la que podemos vivir en nuestros días.
Sergio M. Planas