Título: Pelos
Autoras: Eva Díaz Riobello,
Isabel González, Teresa Serván e Isabel Wagemann
Ilustraciones: Virginia Pedrero
Publica: Páginas de Espuma
Páginas: 200
Precio: 17 €
Dicen que donde hay pelo, hay alegría;
que hay gente sin un pelo de tonto; que hemos estado a un pelo de conseguir
esto o lo otro. El pelo nos hace sentirnos hermosos, nos molesta en ciertas
partes del cuerpo o nos entristece cuando desaparece. El pelo nos fascina a
muchos, así que, ¿por qué no dedicarle un buen libro a esta parte tan
fundamental de nuestra anatomía y nuestras vidas? Uno tan bueno como Pelos, el volumen de relatos hiperbreves
escritos por las Microlocas e ilustrado por Virginia Pedrero del que a
continuación os vengo a hablar.
Microlocas es un
colectivo formado por cuatro escritoras: Eva Díaz Riobello, Isabel González, Teresa
Serván e Isabel Wagemann, que debutaron escribiendo juntas en 2011 con el libro
La aldea de F. Tras varias
publicaciones más, ahora nos sorprenden con
Pelos, un libro compuesto por un total de ciento diecinueve microrrelatos
con una temática común: el pelo en todas sus dimensiones, extensiones, épocas,
colores y formas.
El libro ha sido
ilustrado con imaginativas imágenes en tonos negros y verdes por Virginia
Pedrero. Estas ilustraciones, de distintos tamaños y temáticas diversas,
consiguen ya no solo que la lectura sea mucho más amena y colorida, sino
también reforzar el mensaje que las autoras quieren transmitir con sus textos.
Las Microlocas son unas
escritoras geniales de una locura creativa desbordante y una voz única,
poderosa, reivindicativa a la par que alegre, aunque a veces también se torne
nostálgica. Pero como no quieren que sus lectores se vuelvan locos tras la
lectura de una decena de sus microrrelatos (esta es una suposición mía), han
ordenado estas ciento diecinueve piezas en varios apartados temáticos. Así, el
libro comienza con Pelo poderoso, un
capítulo que engloba microrrelatos que nos hablan, entre otros temas, de la
feminidad (y del feminismo), de la reivindicación de la identidad propia a
partir del pelo que nos caracteriza o de la crueldad de los seres humanos con
otros animales con pelo.
Pelo
rebelde nos habla de mujeres que no se acogen a
convencionalismos ni en cuestiones religiosas ni en el amor, de la fuerza del
pelo frente a la depilación, de tintes y de parásitos que se esconden en todo
tipo de pelos.
En pelo perverso conoceremos el rencor, la venganza y los peores
sentimientos, pero también la nostalgia de cortes de pelo pasados y madres que
no sabían peinar melenas rebeldes de sus hijas.
Pelo
vivo
nos habla de la fecundidad, de la vitalidad del pelo frente la creencia de que
es algo muerto, de pelos que se confunden con selvas en las que se esconden
animales…
En pelo pasión los pelos provocan terribles fenómenos meteorológicos,
las melenas se vuelven infinitas y las barbas esconden mujeres.
Pelo
amor
trata de los amores mortales, de los primeros amores, de los amores entre
primos, de los amores imposibles…
Pelo
desamor, por su parte, nos habla de parejas rotas, de anhelos
de relaciones que no pudieron ser y de corazones rotos.
Pelo
vínculo es un capítulo dedicado a esos pelos que nos
recuerdan a la familia, a todos los que ya no están, a la infancia. A todo lo
que nos une a un pasado que fue sin duda feliz.
Gracias a pelo histórico podremos ver la Historia
con otros ojos. Divertidos relatos nos hablaran de algunos pasajes del pasado
más sonado, siempre con pelos y melenas de por medio.
Pelo
mitológico, el apartado final, por su parte, nos habla de
seres mitológicos y personajes de cuento desde el punto de vista más peludo
posible.
Pelos,
en definitiva, es un excelente libro de microrrelatos original, apasinado,
único e inolvidable lleno de fantasía, realidad, reivindicación, nostalgia,
risas, feminismo, buenas ilustraciones y mucho más. Por la claridad de sus
mensajes y la calidad de su prosa, este es un volumen apto tanto para lectores
que gustan de la más refinada literatura como para aquellos que empiezan a
adentrarse en el mundo de la narración hiperbreve. Un libro con el que estoy
segura que pasaréis muy buenos ratos. Pero, ¿a qué esperáis para comprobarlo
por vosotros mismos?
Cristina Monteoliva