Título: Le llamé corbata
Autora: Milena Michico Flasăr
Traducción: Sandra Santana
Edita: Ediciones Siruela
Páginas: 128
Precio: 14,90 € / 7,99 (epub y Kindle)
Japón es un país que nunca dejará de sorprenderme
por su historia, sus costumbres ancestrales, su gastronomía y su sociedad tan diferente a la nuestra. Y es que
a pesar de la globalización (el fenómeno que está haciendo que todos nos
acerquemos y que al mismo tiempo también vayamos perdiendo signos de identidad)
la sociedad japonesa tiene unos rasgos muy marcados. Si quieres conocer algunos
de ellos, no dejes de leer Le llamé
corbata, la novela de Milena Michico Flasăr editada por Siruela de la que
hoy os vengo a hablar.
Hiro es un veinteañero que ha pasado los
últimos dos años encerrado en su habitación. Un buen día, cansado del encierro
y la soledad, de no encontrar respuestas por sí mismo, Hiro sale de casa y se
dirige al parque. El parque es un lugar de paso para muchas personas de la
ciudad. Algunas de ellas, además de atravesarlo, lo disfrutan en sus ratos
libres. Es el caso del oficinista en el que Hiro se fija, un tipo a simple
vista anodino que almuerza cada día sentado en un banco. Hiro vuelve día tras
día al parque y observa al asalariado de traje y corbata. Un buen día, los dos
deciden sentarse juntos en un banco y compartir confidencias. De los encuentros
diarios surgirá una gran amistad y, tal vez, un modo de afrontar la vida con
otros ojos.
La sociedad japonesa no se rige por las
mismas normas que la española, desde luego. En Japón, las normas sociales son
mucho más estrictas. Vienen impuestas por los demás, pero también por el propio
individuo. Así, una buena persona puede sentirse un ser deshonroso para sus
allegados por haber perdido el trabajo. O un joven puede sentirse tan
presionado por la sociedad, que llegue a decidir suicidarse o encerrarse en su
cuarto durante años.
Hiro es un hikikomori: un muchacho que
decide encerrarse en su habitación durante años porque vivir rodeados de gente les
resulta demasiado asfixiante. Generalmente, los hikikomoris se sienten
desbordado ante las expectativas de sus padres y la sociedad (de estudios,
laborales, etc), de ahí su decisión tan drástica. Hiro, además, guarda varios
secretos, varios hechos traumáticos que le llevaron a tomar la determinación de
quedarse en su cuarto durante tanto tiempo.
Ōhara Tetsu es un oficinista con una
vida rutinaria: por las mañanas va a trabajar, en el descanso come en el parque
la comida que le ha preparado su mujer, y por la tarde vuelve a casa junto a su
querida esposa. Las cosas han cambiado mucho en los últimos tiempos, pero él no
se atreve a contárselo a su mujer. Tiene miedo de que no lo entienda, de
hacerle daño. De que todo su mundo se derrumbe de pronto al acabarse aquella
cómoda rutina en la que estaban instalados desde hacía tantos años.
Le
llamé corbata es una novela corta narrada en primera
persona por el joven Hiro que, sin embargo, encierra un universo tremendamente extenso:
el del chico deprimido y el del oficinista que no sabe cómo contarle su verdad
a su esposa. Gracias al estilo peculiar de su autora, tremendamente claro y
conciso, tendremos conocimiento de las intensas historias de los dos
protagonistas. Dos narraciones llenas de secretos, mentiras y temores. De
confesiones. De reconocimiento. De búsqueda de perdón. Del de otra persona, sí;
pero, sobre todo, del perdón de uno mismo.
Con respecto a los protagonistas, otro
de los puntos fuertes de esta obra, por un lado tenemos a Hiro, un chico
tremendamente sensible marcado por las relaciones con sus mejores amigos, el
instituto y sus padres. El pasado es algo que no se quita de la cabeza, algo
que no le deja mirar al futuro.
Por otro lado está Ōhara Tetsu, un tipo
bastante optimista que, sin embargo, no sabe cómo encarar el presente. El pasado
también tendrá mucho que ver con ese miedo a afrontar la realidad. Un pasado
sorprendente tanto para Hiro como para el lector.
Le
llamé corbata es, en definitiva, una obra que hace
subir al lector en una montaña rusa de sentimientos encontrados. Una novela que
da a conocer la sociedad japonesa actual, sus costumbres, ventajas e
inconvenientes con respecto a la nuestra. Una historia intensa, inolvidable y
conmovedora que bucea en la psicología de dos personajes muy distintos: dos
seres solitarios que se encuentran y aprenden a curarse el uno al otro. Un
canto a la amistad que surge a pesar de la distancia generacional, las clases
sociales y cualquier otro tipo de perjuicio. Una gran novela que no deberías
dejar escapar.
Cristina Monteoliva