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domingo, 27 de diciembre de 2015

Reseña: LA MEDICINA TODO LOCURA, de Elisabeth G. Iborra

Título: La medicina todo LOcura
Autora: Elisabeth G. Iborra
Edita: Espasa
Páginas: 203
Precio: 16,90 €

¿Quién no ha tenido alguna vez una experiencia curiosa en una consulta médica o en un hospital? ¡O más de una! Ahora démosle la vuelta al asunto: ¿os imagináis la cantidad de anécdotas curiosas que pueden contar los médicos, enfermeras, auxiliares, celadores y demás personal sanitario después de horas y horas atendiendo a pacientes de todo tipo? Y si cogemos una buena cantidad de todas esas anécdotas, la mayoría totalmente hilarantes, y las metemos en un libro, ¿no creéis que será algo genial? Un libro como el divertidísimo La medicina todo LOcura, de Elisabeth G. Iborra. Precisamente la obra que hoy os vengo a comentar.
         Todos hemos encontrado alguna vez en el centro de salud un sanitario que no nos convencía demasiado: médicos que no quieren darte nada aunque te estés muriendo, otros que lo solucionan todo recetando sopa de pollo y descanso, enfermeras bordes que hasta que no te agujerean doce veces el brazo para sacarte sangre no se quedan contentas… Pero pensad algo: la cantidad de anécdotas que podemos contar ocurridas con trabajadores de la sanidad son con creces superadas por las que ellos, los expertos en salud, pueden contar sobre la gran cantidad de pacientes que atienden a lo largo de su vida profesional.
         Que sí, que los españoles somos muy de quejarnos de la sanidad sin pensar que los médicos están muy agobiados por tener que trabajar tantas horas seguidas, por esas guardias infernales, por los recortes de sanidad, por… Miles de cosas que tal vez deberíamos hablar otro día.  El caso es que nos quejamos mucho de estos profesionales sin pensar que la mayoría de nosotros somos unos pacientes desastrosos: inoportunos, impacientes, hipocondriacos, inocentones, exagerados… ¡Y cosas mucho peores! Fe de ello da La medicina todo LOcura, este libro tan divertido escrito con un estilo tan fresco y cercano, a lo largo de sus páginas.
         Las anécdotas, relatadas a la autora por un buen número de profesionales anónimos, se organizan en un total de veintiséis capítulos temáticos, con nombres de lo más divertido que dan muchas pistas sobre el contenido de los mismos: Objetos autónomos que se introducen por casualidad, En ginecología se ve de todo (nunca mejor dicho), Del milagro de ser padres, Cambios de género que desconciertan, Los hombres y sus aparatos traen cola, El sentido común fuera de lo común, ¡Por ese orificio, no!, Incapacidad para pronunciar medicamentes, Con los extranjeros aún es más complicado, La higiene no puede costar tanto, Médicos de todos los estilos, Novatadas y bromitas para pasar el rato, Los profesionales también se equivocan, Tribus de pacientes, De acompañantes peculiares, Hala vámonos pal pueblo, Los abuelos son otro mundo, Con los niños no se juega, Los yonquis dan más mal que miedo, Historias para no dormir, Las noches de guardia son muy largas, Emergencias es una locura, Más feo que pegarle a un sanitario, ¡Esas manos, que luego van al pan!, Del matarse sin morir y Como Pedro por su hospital.
         Yo diría que el libro comienza con mucha fuerza, con las secciones más escandalosas, hilarantes y asombrosas, esas que tienen que ver con, digamos, el mal uso de la sexualidad de cada uno que se ve en las consultas. Eso hará que el lector llegue a casi la mitad del libro sin darse cuenta y con ganas de mandar mensajes a los amigos contando las anécdotas que le han parecido más llamativas. Una vez totalmente enganchados, os aseguro que no podréis dejar de leer hasta la última página. Y que el libro, en conjunto, no os va a decepcionar lo más mínimo.
Conforme avanzan las páginas, el lector va descubriendo que la cantidad de enfermos desastrosos es increíblemente alta, que la paciencia de los docentes se hace a veces infinita y que la humanidad de unos y otros puede llegar a enternecer a cualquiera.
         Algunas anécdotas dan risa, pero también mucho que pensar, sobre todo (al menos, en mi caso) aquellas relacionadas con personas mayores que viven en residencias. ¿Qué sería de ellos sin los cuidados y el cariño de los profesionales del sector sanitario?
         Todos nos imaginamos a los profesionales de la sanidad como personas muy serias, incluso en su trato con sus colegas. Otra cosa que hace este libro es demostrarnos que tengamos los estudios que tengamos (o no tengamos) cuando nos juntamos unos cuantos seres humanos para pasar un periodo largo de tiempo (en este caso, en un hospital), se nos ocurren las cosas más disparatadas por hacer.
         La medicina todo LOcura, en definitiva, es una obra que, de forma original y desenfadada, intenta acercar la realidad de la sanidad española al público en general. Un libro de humor salvaje, tierno y cercano que va a hacer que todos los que lo leáis riais hasta por los codos. ¿Y qué mejor medicina para todos nuestros males que unas buenas sesiones de risa? En serio: ¡no os lo podéis perder!
Cristina Monteoliva