Título: ¿Sueñan los
androides con ovejas eléctricas?
Autor: Philip K. Dick
Edición y traducción: Julián
Diez
Edita: Cátedra
Páginas: 360
Precio: 15,70 €
¿Soportan bien el paso del tiempo los
libros de ciencia ficción? ¿Qué hace que un libro de este género se convierta
en un clásico imperecedero? ¿Fueron verdaderos visionarios sus autores cuando
los escribieron? Para responder todas estas preguntas y muchas más, nada mejor
que adentrarte en ¿Sueñan los androides
con ovejas eléctricas?, la novela de Philip K. Dick que inspiró la película
Blade Runner y que ha reeditado este otoño de 2015 Cátedra.
Tras la Guerra Mundial
Definitiva y la contaminación radiactiva total del planeta, la gran mayoría de
los habitantes de La Tierra se trasladan a vivir a Marte. En La Tierra solo
quedan los que no han sido aptos para realizar el viaje. Entre ellos se
encuentra Rick Deckard, un cazarrecompensas de segunda que sueña con conseguir
un animal auténtico que remplace a su oveja mecánica. La suerte de Rick cambia
el día en el que el cazarrecompensas principal del Departamento de Policía de
San Francisco resulta gravemente herido. A partir de entonces, Rick deberá
hacerse cargo de la caza de varios androides fugados de Marte, unos
extremadamente inteligentes y peligrosos. ¿Conseguirá el policía completar la
misión con éxito?
Corría el año 1968
cuando Philip k. Rick escribió ¿Sueñan
los androides con ovejas eléctricas? Entonces, Rick imaginó que en los años
90 del siglo pasado el ser humano habría colonizado el planeta Marte y que la
tercera guerra mundial y la contaminación extrema que conllevara habría dejado
La Tierra hecha unos zorros, hasta tal punto que no quedaran apenas animales
vivos sobre la superficie, y no muchos seres humanos inteligentes. Los
androides serían algo muy común, aunque no todos serían amistosos. La gente
usaría aparatos eléctricos para regular su humor, protecciones especiales
contra la radiación y compraría animales vivos a precios desorbitados. Los que
no pudieran tener una mascota biológica, adquirirían una eléctrica. Las
mascotas eléctricas, aunque muy realistas, harían sentir a sus dueños seres de
segunda. O incluso de tercera.
Rick Deckard es un
cazarrecompensas de San Francisco. Tras la muerte de su carnero, tuvo que
conformarse con comprar una oveja eléctrica. El bicho es tan perfecto, que ni
siquiera su vecino se da cuenta de que es falso hasta que Rick se lo dice. La imposibilidad
de adquirir un animal vivo, el que sea, es algo que atormenta a Rick, casi
tanto como el vacío existencial que sufre su mujer. Una desazón que ni siquiera
la religión reinante consigue apaciguar.
Las ovejas mecánicas
parecen reales. Los androides también parecen humanos en esta década de los 90
inventada. Han aprendido a moverse entre los hombres casi a la perfección. Pero
si hay algo de lo que carecen estas máquinas humanoides, si hay algo por las
que se las pueda cazar, es por su falta de empatía. Ni siquiera los modelos más
avanzados cuentan con ella. Deckard cuenta con ello a la hora de dar caza a los
androides fugados de Marte, unos seres tremendamente astutos que ya han dejado
fuera de combate al mejor cazarrecompensas del Departamento de Policía. Pero,
¿y si esta vez las máquinas van un paso por delante?
¿Sueñan
los androides con ovejas eléctricas?, como decía antes, fue
escriba hace más de cuarenta años. A pesar de ello, el futuro que nos plantea
esta novela, adelantos de la ciencia y la mecánica de nuestros días aparte, no
se hace tan raro. Al fin y al cabo, la colonización de Marte, la posibilidad de
una gran guerra que destruya casi todo el planeta, la contaminación total de la
superficie terrestre, la extinción de gran parte de la biodiversidad y la
existencia de androides muy evolucionados son elementos esenciales (si no todos
juntos, si combinándolos entre ellos, eligiendo varios) en cualquier distopía futurista
de calidad que se precie hoy en día. Los anhelos, la frustración, la necesidad
de conectar con los otros seres humanos de los personajes, las ganas de ser
aceptados por los demás de todos ellos (incluidos los androides), esa necesidad
de aferrarse a la religión para seguir adelante, tampoco nos suenan como algo
lejano en el tiempo. Sinceramente, si no hubiera tenido referencias de esta
obra, hubiera pensado que su escritor la escribió hace poco.
Cátedra es una
editorial conocida por mimar hasta el extremo tanto sus obras como a sus lectores.
En esta ocasión, y con este libro tan especial, no podía hacer una excepción.
Es por ello que la historia de Deckard viene precedida por un extenso prólogo a
cargo de Julián Diez, todo un estudio minucioso y detallado que gira entorno a
la figura de Philip K. Dick, la novela de marras y toda la parafernalia
posterior (adaptaciones cinematográficas, fundamentalmente).
¿Sueñan
los androides con ovejas eléctricas?, en definitiva, es una
novela llena de mensajes imperecederos, acción y personajes perfectamente
perfilados. Un libro con el que soñar y con el que tener oscuras pesadillas. Un
gran clásico de la ciencia ficción que ningún amante de la ciencia ficción
debería perderse. ¿Te lo vas a perder tú?
Cristina Monteoliva