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miércoles, 11 de noviembre de 2015

Reseña: ¿SUEÑAN LOS ANDROIDES CON OVEJAS ELÉCTRICAS?, de Philip K. Dick.

Título: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Autor: Philip K. Dick
Edición y traducción: Julián Diez
Edita: Cátedra
Páginas: 360
Precio: 15,70 €

¿Soportan bien el paso del tiempo los libros de ciencia ficción? ¿Qué hace que un libro de este género se convierta en un clásico imperecedero? ¿Fueron verdaderos visionarios sus autores cuando los escribieron? Para responder todas estas preguntas y muchas más, nada mejor que adentrarte en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la novela de Philip K. Dick que inspiró la película Blade Runner y que ha reeditado este otoño de 2015 Cátedra.
Tras la Guerra Mundial Definitiva y la contaminación radiactiva total del planeta, la gran mayoría de los habitantes de La Tierra se trasladan a vivir a Marte. En La Tierra solo quedan los que no han sido aptos para realizar el viaje. Entre ellos se encuentra Rick Deckard, un cazarrecompensas de segunda que sueña con conseguir un animal auténtico que remplace a su oveja mecánica. La suerte de Rick cambia el día en el que el cazarrecompensas principal del Departamento de Policía de San Francisco resulta gravemente herido. A partir de entonces, Rick deberá hacerse cargo de la caza de varios androides fugados de Marte, unos extremadamente inteligentes y peligrosos. ¿Conseguirá el policía completar la misión con éxito?
Corría el año 1968 cuando Philip k. Rick escribió ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Entonces, Rick imaginó que en los años 90 del siglo pasado el ser humano habría colonizado el planeta Marte y que la tercera guerra mundial y la contaminación extrema que conllevara habría dejado La Tierra hecha unos zorros, hasta tal punto que no quedaran apenas animales vivos sobre la superficie, y no muchos seres humanos inteligentes. Los androides serían algo muy común, aunque no todos serían amistosos. La gente usaría aparatos eléctricos para regular su humor, protecciones especiales contra la radiación y compraría animales vivos a precios desorbitados. Los que no pudieran tener una mascota biológica, adquirirían una eléctrica. Las mascotas eléctricas, aunque muy realistas, harían sentir a sus dueños seres de segunda. O incluso de tercera.
Rick Deckard es un cazarrecompensas de San Francisco. Tras la muerte de su carnero, tuvo que conformarse con comprar una oveja eléctrica. El bicho es tan perfecto, que ni siquiera su vecino se da cuenta de que es falso hasta que Rick se lo dice. La imposibilidad de adquirir un animal vivo, el que sea, es algo que atormenta a Rick, casi tanto como el vacío existencial que sufre su mujer. Una desazón que ni siquiera la religión reinante consigue apaciguar.
Las ovejas mecánicas parecen reales. Los androides también parecen humanos en esta década de los 90 inventada. Han aprendido a moverse entre los hombres casi a la perfección. Pero si hay algo de lo que carecen estas máquinas humanoides, si hay algo por las que se las pueda cazar, es por su falta de empatía. Ni siquiera los modelos más avanzados cuentan con ella. Deckard cuenta con ello a la hora de dar caza a los androides fugados de Marte, unos seres tremendamente astutos que ya han dejado fuera de combate al mejor cazarrecompensas del Departamento de Policía. Pero, ¿y si esta vez las máquinas van un paso por delante?
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, como decía antes, fue escriba hace más de cuarenta años. A pesar de ello, el futuro que nos plantea esta novela, adelantos de la ciencia y la mecánica de nuestros días aparte, no se hace tan raro. Al fin y al cabo, la colonización de Marte, la posibilidad de una gran guerra que destruya casi todo el planeta, la contaminación total de la superficie terrestre, la extinción de gran parte de la biodiversidad y la existencia de androides muy evolucionados son elementos esenciales (si no todos juntos, si combinándolos entre ellos, eligiendo varios) en cualquier distopía futurista de calidad que se precie hoy en día. Los anhelos, la frustración, la necesidad de conectar con los otros seres humanos de los personajes, las ganas de ser aceptados por los demás de todos ellos (incluidos los androides), esa necesidad de aferrarse a la religión para seguir adelante, tampoco nos suenan como algo lejano en el tiempo. Sinceramente, si no hubiera tenido referencias de esta obra, hubiera pensado que su escritor la escribió hace poco.
Cátedra es una editorial conocida por mimar hasta el extremo tanto sus obras como a sus lectores. En esta ocasión, y con este libro tan especial, no podía hacer una excepción. Es por ello que la historia de Deckard viene precedida por un extenso prólogo a cargo de Julián Diez, todo un estudio minucioso y detallado que gira entorno a la figura de Philip K. Dick, la novela de marras y toda la parafernalia posterior (adaptaciones cinematográficas, fundamentalmente).
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, en definitiva, es una novela llena de mensajes imperecederos, acción y personajes perfectamente perfilados. Un libro con el que soñar y con el que tener oscuras pesadillas. Un gran clásico de la ciencia ficción que ningún amante de la ciencia ficción debería perderse. ¿Te lo vas a perder tú?
Cristina Monteoliva