¿Cuándo
comenzaste a escribir? ¿Recuerdas algo de tus primeros escritos?
Empecé
a escribir cuando era muy niño, no sabría dar una edad exacta. Recuerdo, eso
sí, que para mí un papel no era la posibilidad de dibujar, no eran colores,
sino un mar en blanco que podía llenar de letras y todavía recuerdo esa
fascinación, ese pensar “todo esto está vacío y yo puedo llenarlo de letras,
algunas sueltas, otras unidas, pero todo esto es mío”. Esa sensación es la que
sigo teniendo aun hoy cuando me enfrento al principio de una novela, a la hoja
en blanco. Para mí no hay pánico. Hay aventura. Y emoción. Toda.Recuerdo que mi
primer escrito fue una pequeña redacción sobre una colilla que viajaba por las
cloacas de una ciudad hasta encontrar el mar. Se titulaba “Historia de una
colilla”. Después llegaron otros que no recuerdo, aunque sí recuerdo que
enseguida empecé a escribir poemas en servilletas que rescataba de la papelera
del colegio.
¿Qué tiene que
tener un libro, según tú, para ser indudablemente bueno?
Alma.
Un libro tiene que tener el alma de quien lo escribe, no hay más. Cuando al
leer lo que intuyes es un vacío, un no-compromiso detrás, la lectura se
convierte en un ejercicio mecánico, mental… la emoción deja de implicarse. Si
el lector o la lectora no se implica en lo que lee, si no hay comunión
inconsciente, se rompe la magia y el hilo que une al escritor o escritora con
quien está al otro lado, se desprende.
Si no fueras
escritor, ¿a qué crees que te hubieras dedicado?
Me
habría gustado ser librero, muchísimo. Me apasiona recomendar libros, me da la
vida. O quizá es un poco una cuestión de ego desbocado lo de saber que
recomiendas y aciertas. Librero, sí. Me habría gustado también ser
guardabosques.
©Alejandro Palomas
¿Por qué
escribir en estos tiempos?
Porque
son los tiempos que me han tocado vivir. Yo escribo encapsulado, ajeno al
tiempo, a las dificultades que se ciernen sobre la edición, la publicación, la
venta. De eso me ocupo (me ocupan) después. Escribo porque no sabría no
hacerlo. Mi vida es escribir y soy lo que escribo, de modo que no puedo
plantearme más. Hay muchos lectores y lectoras que buscan respuestas en
nuestros libros y yo soy un incansable investigador de respuestas.
¿Se basan tus
personajes, los de Una madre, en personas reales?
Sí.
Mis personajes siempre se basan en personajes reales. Es más, yo nunca pienso
en mis personajes como “personajes”, sino como “personas”. Viven conmigo, están
a mi lado, hablo con ellos, son parte de mi vida diaria. Amalia, Mencía, Clea,
Lía, Flavia, Fer… todos parten de modelos reales que yo “customizo” para
convertirlos en verosímiles. Yo escribo sobre lo que tengo más cerca, sobre lo
que domino, sobre lo que toco y puedo modelar y moldear, de lo contrario
tendría que inventar sobre la nada y eso no sé hacerlo.
¿En qué se
parece Fer, el hijo de Amalia (la madre) a ti?
Fer
se parece a mí en casi todo porque es mi voz y porque su mirada es la mía. Eso
no quiere decir que Fer sea yo, que nuestra andadura vital sea la misma. Él
mira y calla mucho. Yo no. Yo soy mucho más intervencionista y más impaciente.
Él es una balsa de aceite. Yo soy muy explosivo. Pero el arquetipo sobre el que
he construido su personaje es mi propia columna vertebral, respiramos igual,
tenemos el mismo color.
Y, a todo esto,
¿qué te parecen las novelas noruegas?
Te
seré sincero: si me preguntarás el título de alguna novela noruega publicada en
los últimos cinco años, no sabría qué responderte.
©Alejandro Palomas.
Aunque a lo
largo de Una madre se van llenando
muchos huecos, a mí personalmente se me han quedado muchos otros que me
encantaría llenar. ¿Has pensado en convertir la historia de Amalia y su familia
en una trilogía?
Absolutamente.
Lo he pensado, lo pienso, lo sigo pensando… lo pide, noto que lo pide, y cuando
yo oigo a mis personajes pedir quedarse, termino por ceder. En este caso, los
quiero tanto, los tengo todavía tan cerca, que algo me dice que no van a irse.
Veremos.
Una madre
va por su cuarta edición en el momento en el que tecleo estas preguntas,
¿esperabas un éxito así?
No,
no lo esperaba. De hecho, tenía mucho miedo de que no funcionara, de que no
gustara. Curiosamente, eso es algo que no me había pasado jamás con ninguna
novela anterior. Todavía no sé por qué ese miedo, de dónde. El éxito de “Una
madre” es, creo, su combinación de comedia y drama en un punto justo que he
conseguido sin calcularlo, simplemente mostrándome como soy, con mi ritmo, con
mi voz más tranquila y sobre todo con unas ganas tremendas de sentirme cerca de
mis lectores/as.
¿Qué nuevos
proyectos literarios tienes en marcha?
En
marzo saldrá mi siguiente novela, “Un hijo” (“Un fill” en catalán) con La
Galera. Es una gran apuesta, con un protagonista tan especial como Amalia, tan
tierno, tan fuerte y tan cercano. Creo que, visto lo ocurrido y lo que sigue
ocurriendo con “Una madre”, esta vez sí voy a prepararme para la buena acogida J . Aparte de eso, estoy preparando la
adaptación teatral de “La isla del aire” para este año y pensando en la
siguiente novela, que está ahí, que ya se anuncia, pero que exige tranquilidad
y silencio para poder darle salida en el papel.
Muchas gracias por tu tiempo, tus respuestas y tus
fotos personales, Alejandro. ¡Y mucha suerte con tu nuevo libro! Y también con
Una madre, por supuesto.