lunes, 25 de septiembre de 2017

Reseña: TESS DE LOS D´URBERVILLE, de Thomas Hardy.

Título: Tess de los d´Urberville
Autor: Thomas Hardy
Traducción: Catalina Martínez Muñoz
Publica: Alba Editorial
Páginas: 480
Precio: 28 €

Hay personas con un alto sentido de la moral. Para ellas, hay cosas que están muy mal y cosas que están muy bien, y las personas que las hacen son, respectivamente, muy malas o muy buenas. Si una persona hasta entonces buena comete un error, estas personas con tal altos valores morales dirán que ya son malas para siempre. Los puntos intermedios no existen, y de nada vale pedirles que miren caso por caso antes de opinar. Pensando en este tipo de personas, pero de la época victoriana, escribió Thomas Hardy una magnífica obra. Esta no es otra que Tess de los d´Urberville, la novela de la que os hablo a continuación.
La vida de John Durbeyfield, conocido holgazán y alcohólico de la aldea de Marlott, cambia para siempre el día que descubre que su apellido es una deformación de d´Urberville. Supuestamente, John desciende de un noble y viejo linaje que se extinguió hace años, al igual que sus riquezas. Convencido de que se puede sacar algo provechoso de este descubrimiento, John y su esposa animan a la mayor de sus numerosos hijos, la joven Tess, a visitar a unos parientes lejanos que viven a unos kilómetros de su casa. Los parientes, en realidad, no son tales, pues el rico dueño de las tierras y la casa a la que llega Tess, ya fallecido, acuñó el apellido como propio no mucho tiempo atrás. En la casa, Tess se encontrará con un puesto de trabajo relativamente sencillo de desempeñar, una viuda ciega obsesionada con las aves y su hijo, Alec, un joven seductor que no tardará en echarle el ojo a la hija mayor de John. Aquello que le ocurre a Tess mientras trabaja para los falsos d´Uberville marcará para siempre su vida, convirtiéndola en una auténtica pesadilla.
Tess, la hija mayor de John Durbeyfield es una chica trabajadora e inteligente, aunque también muy inocente, dispuesta a hacer cualquier cosa por ayudar a sus padres y sus hermanos. Prácticamente empujada por sus progenitores, viajará hasta la casa de unos supuestos familiares lejanos. Allí se verá acosada por Alec, el hijo de la viuda dueña del lugar. Demasiado joven para conocer el mundo, Tess acabará siendo víctima del primo lejano, lo que, sin lugar a duda, dejará una mancha muy negra en su expediente moral. Pero aunque Tess está dispuesta a quedarse soltera, pronto el amor se cruza en su camino. ¿Será posible que la joven pueda por fin ser feliz con el hombre al que quiere?
El narrador de esta historia no es una voz cualquiera: es la de alguien que conoce la moral de su época y los claros prejuicios que la gente de su tiempo tiene a la hora de juzgar a los demás. Intentando remover las conciencias de sus semejantes, gracias a un experimento tan literario como sociológico, esta voz nos cuenta la historia de una muchacha desgraciada. Esta muchacha, pobre pero inteligente, voluntariosa pero inocente, comete lo que a la vista de todos podría ser una falta grave. El narrador intentará que reflexionemos sobre su posición en cada momento, de lo que hace y lo que no hace, de si acaso podría una chica como ella hacer algo para impedir que ese hecho oscuro tuviera lugar en su vida. Asimismo, nos hace preguntarnos, con consternación, si a un hombre en su misma situación, en su época, se la juzgaría de la misma manera.
Tess de los d´Urberville es, sin lugar a dudas, una gran novela, tanto por su prosa, que nos transporta fácilmente a los valles ingleses de la época victoriana para conocer sus paisajes, sus gentes y sus costumbres, como por la perfectamente construida historia feminista de Tess, esa mujer que ha de cargar con la duda, el miedo, la tristeza, la preocupación y la vergüenza durante buena parte de su vida. Es desesperanzador comprobar, por cierto, que lo que le pasa a la chica protagonista de esta novela le está pasando continuamente en el mundo a muchas otras. Incluso que si le preguntáramos por su caso a muchas de esas personas del mundo más desarrollado con altas premisas morales, dirían que la mancha negra del expediente de Tess habría de perdurar. Avanzamos tanto en unas cosas, y tan poco en otras. Es por eso que debemos leer historias que nos entretengan, pero que también nos hagan reflexionar, replantearnos cosas continuamente. Como Tess de los d´Urberville, diría yo. En serio: no dejéis escapar esta lectura. Pero preparaos: es imposible salir indemne de este libro. Ni para todos sus personajes ni para nosotros, los lectores.
Cristina Monteoliva