lunes, 24 de julio de 2017

Reseña: LA VUELTA AL DÍA, de Hipólito G. Navarro.

Título: La vuelta al día
Autor: Hipólito G. Navarro
Publica: Páginas de Espuma
Páginas: 233
Precio: 17 € / 5,99 € (ebook)

Aunque nos encante descubrir nuevos autores, echar de menos a aquellos que sabemos que hacen más grande un género u otro siempre resulta inevitable. El vacío se agranda con cada año que nos dejan sin publicar algo nuevo, y cuando por fin lo hacen, todas las miradas se dirigen hacia su libro. Podríamos poner muchos ejemplos para ilustrar este asunto, pero esta reseña va sobre La vuelta al día, el nuevo libro de Hipólito G. Navarro, uno de los grandes cuentistas españoles que, tras bastantes años sin publicar, por fin lo ha vuelto a hacer en 2017. Si queréis saber qué ofrece su libro, no tenéis más que seguir leyendo este artículo.
La vuelta al día es un extenso libro de relatos, bastante variados, compuesto por un total de veintiún textos, y que debe su nombre tanto a uno de sus relatos como a una parte del mismo libro.
Hipólito G. Navarro parece un hombre más dado a buscar buenos títulos para sus obras, pasarse años corrigiendo relatos o leyendo en el sofá, (mientras sus incondicionales le piden un nuevo volumen de cuentos) que a escribir prólogos. Sin embargo, el grueso de este libro viene precedido de uno escrito por él mismo, Doce años en barbecho, en el que explica ya no solo por qué ha tardado tanto en publicar un nuevo libro tras la aparición en el mercado hace doce años de su anterior compilación de relatos, Los últimos percances, sino el sentido de las distintas partes en las que se divide esta nueva obra.
La primera parte de este libro se titula Ángeles de la guarda y está dedicada a todos y a todo los que hicieron de ángel de la guarda en algún momento de su vida, y por distintas razones, a los distintos narradores de los tres cuentos que la componen. Así, en El infierno portátil (una accidentada iniciación a la lectura) el que recibe la visita de un providencial ángel de la guarda es un niño cuya existencia podría haber sido muy gris sin la ayuda de los libros; mientras que en La nota azul, ese niño se convierte en adolescente y ve en la figura de un amigo mayor un ángel guardián que le descubre un mundo nuevo; y en Nahir, el autor inminente y el localizador, el niño, ya adulto y de profesión escritor, se enfrenta a sus medios gracias a la ayuda de su ángel protector.
La segunda parte de La vuelta al día se titula En el fondo de la memoria y está compuesta por una serie de cuentos muy queridos por el autor que llevaban mucho tiempo almacenados, reescritos una y otra vez, hasta que por fin se ha decidido a publicarlos. Yo diría, exceptuando el último relato del bloque, titulado precisamente En el fondo de la memoria, que este es el apartado de las relaciones imposibles, de corte tragicómico, en el que el lector no puede evitar reírse (Ligamentos, Las estampas del timo, Verruga Sánchez y La excusa termodinámica), si bien alguna vez pueden la cosa puede ser más seria y acabar en verdadera tragedia (como En el fondo de la memoria, un relato muy negro). En Mire, no estoy para bromas, el último relato de esta tanda, sin embargo, no nos encontramos ningún tipo de relato de pareja, sino a un hombre solo, desesperado, que no sabe cómo encajar en el mundo.
Dice el autor de la tercera parte de este libro, Los artistas cautivos, que se trata de una sección compuesta solo por cuentos independientes, aunque mirándolos pudieran, a mi forma de ver, encajar en otras de las secciones de este libro. También se puede encontrar una relación entre ellos, dentro de este apartado. Por ejemplo, las acciones principales de Los artistas cautivos, Tantas veces huérfano y Rifa tienen lugar en el mundo rural, si bien el primero de ellos es una historia divertida y disparatada y las otras dos, las dos versiones en realidad de un mismo hecho, son bastante trágicas. Por su parte, Balance, va totalmente por libre, siendo, como es, un relato breve que invita a la reflexión del lector sobre lo centrados que estamos cada uno en lo nuestro y lo poco dados que somos a prestar atención a otras cosas.
Cuidado con quién se junta es una sección en el que tienen cabida los relatos históricos, las inspiraciones ajenas, la metaliteratura, etc. En esta sección encontramos los títulos Mucho ruido y pocas nueces (unos preparativos) (un relato que nos transporta a las bambalinas del teatro), Luisito Tristán, pintor de fondos (la curiosa historia del enamoradizo discípulo del Greco) y Los otros Tiresias y Claricea (Variaciones porno eróticas sobre una obsesión astriciliana) (un divertido relato erótico).
Y por fin llegamos a La vuelta al día (Texticulario íntimo para incondicionales), el apartado que contiene los textos más personales del autor. Este último bloque temático comienza con Los K, una historia que nos habla de un autor que no se lleva muy bien con su ordenador. En Puentes, acueductos, el autor nos traslada de nuevo al mundo rural para contarnos las divertidas costumbres de un pueblecito. Una infidelidad. Puntos de fuga, coordenadas, también nos habla de un pueblo: aquel en el que una pareja pasan el fin de semana. No es la misma pareja que en La vuelta al día. La del relato que da título a este libro es una muy observadora, que se da cuenta de que todo, en realidad, es cíclico. Por último llegamos a La poda y la tala de los árboles frutales, el cuento que nos habla de cómo el narrador llegó, de forma tan curiosa y triste, a la lectura.
La vuelta al día, en definitiva, es un libro que nos ofrece un buen puñado de buenos relatos llenos de creatividad, tanto por su prosa como por su temática, a veces trágicos aunque mayormente divertidos, muchos de ellos con tintes autobiográficos, que nos demuestran que a veces es bueno dejar que un autor se tome su tiempo a la hora de volver ofrecer un trabajo al mundo, pues solo así el resultado final no solo será muy grato para sus incondicionales sino para nuevos lectores, como yo misma. Por eso os animo a todos, amantes del buen cuento, que os acerquéis en cuanto podáis a este libro lleno de historias cercanas, situaciones increíbles y momentos para la reflexión. Un libro con identidad propia que, sin duda, os dará mucho en lo que pensar y grandes momentos de diversión. ¿Seguro que os lo queréis perder?
Cristina Monteoliva