lunes, 5 de diciembre de 2016

Reseña: PALABRA DE SAL, de Mónica Collado Cañas

Título: Palabra de sal
Autora: Mónica Collado Cañas
Publica: Tropo Editores
Páginas: 235
Precio: 19 €

No hace mucho vi en la tele una nueva (y curiosa) oferta de turismo rural. Básicamente, los guías llevaban a un grupo de americanos a varear olivos. Me quedé estupefacta. Personalmente, es algo que nunca he hecho, pero me ha contado gente, que precisamente no tiene miedo al esfuerzo, que ir a recoger aceitunas es un trabajo duro. Sin embargo, para esos americanos era algo idílico, una actividad recreativa. Tanto a ellos como a todos los que no sepan lo que es la vida de campo de verdad les recomiendo echarle un vistazo a Palabra de sal, la novela de Mónica Collado Cañas de la que hoy os vengo a hablar.
Corina es una niña de ocho años que vive en un cortijo con sus padres, su abuelo y dos de sus hermanos. Aunque Corina y sus hermanos bajan al pueblo para ir al colegio, la mayor parte del tiempo lo pasan en el cortijo y el campo. Corina adquiere conocimientos importantes para su futuro tanto de los libros como de las personas con las que se relaciona en el cortijo, sus familiares y la propia naturaleza. Enseñanzas que la harán entender a los que la rodean, a los hermanos que se fueron a estudiar fuera y a sí misma.
La narradora y protagonista de esta historia es Corina, una niña de ocho años (a lo largo de la narración llega a cumplir los nueve) que vive un cortijo en algún lugar del interior de Andalucía Oriental. Generalmente, fuera de Andalucía se piensa que un cortijo es una finca grande en la que vive a tiempo completo o parcial algún tipo de terrateniente o señorito andaluz. Si bien esto puede darse en algunos lugares de nuestra extensa comunidad autónoma, el cortijo en el que vive nuestra niña es la tradicional casa de campo pobre con pocas habitaciones y escasas comunidades.
Hemos de entender también que la narración nos transporta a un pasado reciente, aunque a algunos les pueda parecer lejano. Ya que hoy en día queda poca gente viviendo en los cortijos de la manera que lo hacen Corina y sus padres (muchos de los tradicionales cortijos de Andalucía oriental se han ido convertido con el paso del tiempo en casas a las que se va el domingo o a pasar el verano), y teniendo en cuenta otros datos que nos aporta la narración, yo diría que nuestra niña nos transporta con a los años setenta o los años ochenta del siglo XX.
Corina sabe que es una niña pobre, aunque eso no le afecte demasiado. Su madre no lo era, pero lo perdió todo por seguir a su marido. Corina sabe que su vida ha sido dura desde entonces: demasiados embarazos, demasiado trabajo, demasiado poco afecto por parte del hombre al que ama… La niña piensa sobre esto en su día a día, pero también sobre otras muchas cosas: sus hermanos, los cuentos y leyendas que le cuentan los mayores (casi todas relacionadas con el entorno del cortijo), las diferencias entre la vida del pueblo y la que ella lleva en el cortijo…
La narración de Corina, reflexiva, poética y sincera, es el de una niña que comienza a darse cuenta de cómo es el mundo que le rodea, de lo verdaderamente dura que es la vida del campo y del injusto papel que juegan las mujeres en la vida rural. Son las memorias de una mente lúcida que nos cuenta que aquella vida en el campo de aquellos años podía tener sus momentos dulces, aunque la mayor parte del tiempo fuera dura e ingrata.
Palabra de sal, novela ganadora del XIX Premio Vargas Llosa y Finalista del Premio Chámbery a primera novela en castellano, es, en definitiva, un excelente libro para conocer el mundo rural andaluz de hace unos años, las distintas profesiones que existían entonces (algunas, ya desaparecidas o a punto de hacerlo), la forma de pensar de la gente del campo y de vivir, tan distinta que tenía con respecto a la gente de los núcleos urbanos, a través de los ojos de una niña que comienza a darse cuenta de cómo es el mundo en realidad, y de que pronto deberá decidir qué papel jugar en su propia vida. Dicho esto: ¿os animáis a visitar el cortijo de Corina?
Cristina Monteoliva