miércoles, 1 de julio de 2015

Reseña: LAS RATAS DEL TITANIC, de Pedro M. Domene

Título: Las ratas del Titanic
Autor: Pedro M. Domene
Edita: e.d.a. libros
Páginas: 157
Precio: 9,90 €

Los fondos marinos están llenos de barcos que han naufragado a lo largo de los siglos. De muchos de ellos, poco se conoce; de otros, sin embargo, tenemos muchos datos. Aunque siempre puede quedar alguien que no sepa de ellos pero que no le apetezca adentrarse en el tema pesadamente. En este caso, siempre es interesante leer una obra divulgativa y amena para informarse. Como Las ratas del Titanic, libro de Pedro M. Domene que tiene como escenario el famoso barco.
Miércoles, 10 de abril de 1912. Los números pasajeros de toda condición social van subiendo al Titanic dispuestos a pasar un agradable viaje con destino final Nueva York. Así lo hacen también las ratas, capitaneadas por Matt, un ejemplar joven pero valiente que hará todo lo posible por que sus congéneres viajen en las mejores condiciones posibles. Durante el viaje, Matt conocerá a un montón de nuevos amigos. Entre ellos se encuentra Kitty, una preciosa rata de campo que no para de meterse en problemas. Aunque, ¿qué problema más grande puede hacer que el inminente hundimiento del gran barco?
La noche entre el 14 y el 15 de abril de 1912 se hundía el Titanic. El gran transatlántico, el más rápido y majestuoso de su época, no soportó el envite de un iceberg. La escasa provisión de botes salvavidas, las condiciones climatológicas y de la zona, etc, propiciaron la muerte de gran parte del pasaje. Y de las ratas que viajaban en el barco, por supuesto, tal y como nos cuenta esta novela.
Así, según Las ratas del Titanic, el barco habría salido de puerto el 10 de abril cargado tanto de personas como ratas. Mientras los humanos comían opíparamente, paseaban por las cubiertas o descansaban en los camarotes, las ratas de esta historia harían cosas típicas de roedores; pero también otras más propias de los humanos, como tocar instrumentos musicales, bailar o maravillarse con los hermosos salones del barco.
Las ratas son unos seres muy inquietos, siempre están moviéndose de un lado para otro para no ser descubiertas. Esto favorece no solo que los lectores conozcan la totalidad del gran barco, sino también todo lo que en él aconteció hasta el final del naufragio. Esta es, sin duda, una forma entretenida y divertida de enseñar algo de historia a los más jóvenes. O no tan jóvenes, pues para mí Las ratas del Titanic, más que una novela infantil-juvenil, es lo que yo denomino una novela para todos los públicos.
Los personajes están muy bien perfilados. Entre ellos destacan Matt, el joven jefe ratuno, y Kitty, la intrépida rata de campo. Los dos son muy diferentes, pero pronto se conocen y empiezan a entenderse. La cuestión es: ¿sobrevivirán los dos al naufragio?
Las descripciones son muy precisas, sin llegar a ser recargadas, hasta el punto de hacer que el lector crea estar dentro del barco durante la lectura.
Si hay algo que me gusta especialmente de este libro es la narración en sí, amplia en vocabulario y nada simplista. Una narración que dista mucho de la de otros libros publicados últimamente, que parecen tratar a los jóvenes como seres incapaces de comprender ciertas cosas, cuando hoy en día los niños y adolescentes están más espabilados que nunca. Esto hace también lo que decía anteriormente: que este libro pueda ser leído y disfrutado también por adultos que tengan ganas de vivir la historia de una forma más divertida.
Las ratas del Titanic es un libro ilustrado. Tanto la portada como las ilustraciones interiores en blanco y negro corren a cargo de Caty García. Las ilustraciones nos muestran a las ratas efectuando acciones que vienen reflejadas en los capítulos. No entiendo mucho de dibujo, pero creo que los de este libro complementan bastante bien la narración.
Las ratas del Titanic, en definitiva, esta obra llena de aventuras, amor ratonil y sucesos históricos reales relacionados con el Titanic, es una buena opción para aprender en poco rato qué pasó con el aquel gran transatlántico mientras sigues a las ratas con sus cosas de roedores. Una lectura muy recomendable para jóvenes curiosos o no tan jóvenes. ¿Te atreves a comprobarlo?
Cristina Monteoliva